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Alcorcón cuenta con 90 camas y 100 médicos para casi 200.000 habitantes

Dos mil posibles pacientes le corresponden a cada médico en la localidad madrileña de Alcorcón a trece kilómetros de Madrid, junto a la carretera de Extremadura, con una población cercana a los 200.000 habitantes. La situación sa nitaria de este pueblo, que se ha convertido recientemente en ciudad-dormitorio, es insuficiente, según se desprende de las investigaciones llevadas a cabo por la asociación de vecinos durante el pasado mes de mayo. El Ayuntamiento manifiesta, por boca del delegado de Sanidad en la Corporación, Germán Buitrago, sus buenasintenciones en esté terreno (inauguración de un centro psicosocial, proyectos de revisiones médicas en los colegios, proyectos para un centro de planificación familiar y prevención oncológica), pero se queja de los límites que le impone Sanidad a la hora de abordar las cuestiones más espinosas.

Alcorcón cuenta con cinco centros de asistencia sanitaria para el casco del pueblo y los barrios periféricos construidos en las últimas décadas: tres ambulatorios, un servicio de urgencias y un hospital.El ambulatorio de la plaza de los Caídos, en el centro de Alcorcón, es el más concurrido. Cuarenta y cinco médicos y seis practicantes atienden a los centenares de pacientes que llegan cada hora. Según las enfermeras del centro, en medicina general cada médico ha de ver en sesenta minutos a 110 o 120 pacientes, lo que supone dedicar medio minuto a cada uno.

Así que el tratamiento clínico consiste en expender recetas o volantes para ir a visitar a otro médico. Por otra parte, el local del ambulatorio es un auténtico atentado contra la salud: unas quinientas personas se agolpan en un reducido espacio sin ventilación, con las paredes desconchadas y los bancos en mal estado. «Aquí vienes a curarte un catarro y sale con cualquier infección», dice una señora que espera ante un consultorio. «Esto es una cuadra, no es para personas», corea otra.

Edificio propiedad de un farmacéutico

«El edificio del ambulatorio no es propiedad de la Seguridad Social, sino de un farmacéutico del pueblo que se lo ha alquilado. El dueño se debe de estar forrando porque cobra 300.000 pesetas mensuales. Con lo que lleva pagado en alquiler, la Seguridad Social podría haberlo comprado ya, e incluso haber invertido una parte en mejorarlo», dice el presidente de la asociación de vecinos, Emilio Morales.En lo que toca a las inyecciones, también hay protestas. Un practicante ha de pinchar a más de un centenar de personas en una hora; lasjeringas que se usan son de cristal y es tan rápido el desfile de enfermos que la aguja que se acaba de echar en el recipiente de agua caliente no ha hervido aún cuando ya está usándose otra vez.

El ambulatorio ofrece los servicios de medicina general, pediatría, odontología y tocología. Las consultas de los especialistas están en otro consultorio, también en Alcorcón-centro, en la calle de Polvoranca. Fue inaugurado hace pocos meses. El tercer ambulatorio está en San José de Valderas, en la calle de Cabo Blanco. Lo atienden diecinueve médicos y siete practicantes; el número de cartillas es inferior que en el primero.

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El hospital Hermanos Laguna era, en principio, un hotel que no producía muchos beneficios. En tonces se. transformó en hospital para ancianos desahuciados. La Seguridad Social lo compró y regularizó sus actividades, am pliando sus competencias a me dicina interna y cardiología. Hoy cuenta con 92 camas (se ha cerra do una planta con treinta camas) y veintidós médicos. Sin embar go, los vecinos se quejan de que está infrautilizado y que ni si quiera se le considera hospital de zona.

El servicio de urgencias, en la calle del Cabo San Vicente, de San José de Valderas, pertenece a Insalud por cesión del Ayuntamiento de la localidad. Hasta las cinco de la tarde no empieza a funcionar y los días festivos aparece un cartel que indica que allí no hay nadie. Y eso que es el único centro de esta índole para toda la zona; precisamente cuando se inauguró cerraron el servicio de urgencias de Alcorcón-centro, a pesar de las 5.000 firmas que se recogieron para tratar de impedirlo.

En efecto, la asistencia del seguro deja que desear. Quizá por esa razón los habitantes de Alcorcón se han volcado masivamente con las igualas: más del 50% de las familias que poseen cartilla de la Seguridad Social acuden también a consultas privadas. Cerca de cien médicos, algunos de los cuales ejercen en los ambulatorios de la localidad, han montado sus clínicas particulares, que en seguida se han llenado de clientes. Otro tanto ocurre con los practicantes.

«Junto al problema de la asistencia sanitaria, es preciso también que se mejoren las condiciones ambientales del pueblo, que la autoridad municipal se preocupe de solucionar los problemas de los vertederos y las escombreras, que se limpien las calles, que se revisen la higiene de los mercados y los alimentos que se venden en él, que se hagan campañas de desratización».

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