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PAIS VASCO

Profesor salvajemente agredido después de que abofeteara a un alumno

El profesor salesiano que el viernes pasado rompió de un bofetón la mandíbula de un alumno de catorce años, y este último, que una hora después, en compañía de miembros de su familia, agredió a aquel en las aulas del colegio de salesianos de Baracaldo, provocándole heridas en el rostro que necesitaron de veintiún puntos de sutura, van a ser, casi con toda seguridad, sancionados por el Provincial de la Orden, el primero, y el segundo por el consejo asesor del centro.

Este organismo ha convocado para mañana una asamblea informativa de padres de alumnos, en la que se estudiará el suceso. El alumno Iñaki Ocejo Urcullu fue ayer dado de alta en el hospital, mientras que el profesor Feliciano Pérez de Eulate reanudaba las clases con signos evidentes de violencia en su rostro.Por los testimonios recogidos por EL PAIS, el hecho se produjo poco antes de las 15.30 horas del viernes, a punto de iniciarse la clase de religión de octavo de básica. Cuando los alumnos subían las escaleras hacia el aula parece que se produjo un pequeño alboroto entre ellos. El profesor pidió silencio e Iñaki Ocejo Urcullu, de catorce años, se rió. Aquel le anunció un castigo consistente en acudir al colegio a la mañana siguiente, una hora antes de iniciarse las clases. Parece que el alumno se negó a aceptar el castigo y le comunicó que no lo cumpliría. Por lo que el profesor le mandó a casa. «El que tiene que marcharse a casa eres tú», parece le contestó Iñaki Ocejo.

Ante la insistencia del profeso en que cumpliera las órdenes parece que el alumno le dijo «Corta ya, déjame en paz». La actitud del alumno, y al parecer algunos gestos de éste, molestaron a Feliciano Pérez de Eulate, que, en un acceso de nervios, le propinó un bofetón que arrojó a aquél al suelo. Cuando, a las cuatro de la tarde, Iñaki Ocejo abandonó el centro sangraba por la boca.

Media hora más tarde, el alumno, acompañado de su padre, su madre, un hermano mayor de edad y un amigo que no ha sido identificado, llegaron a las puertas del colegio con intención de subir hasta las aulas para buscar al profesor. Como el conserje les indicara que estaba en clase y no podían subir a la misma, aquéllos le indicaron que «ellos mismos le irían a buscar», y franquearon la puerta haciendo caso omiso de su recomendación. «Yo llamé al director del centro para que bajara en seguida, porque temí algo desagradable», declaró el conserje a EL PAIS. «Luego me dirigí hacia la clase donde se encontraba en aquel momento el profesor, y me crucé con Iñaki Ocejo y sus familiares que salían ya».

El susto de los niños

El salesiano Feliciano Pérez de Eulate se encontraba dando clase de matemáticas a alumnos de quinto de EGB. Según las versiones recogidas y la hecha pública por el propio consejo asesor del centro (integrado por dos profesores seglares, tres salesianos, dos alumnos de COU, dos padres de alumnos y un asalariado), Iñaki Ocejo y sus familiares irrumpieron en el aula donde se encontraba el profesor, al que sujetaron mientras le golpeaban repetidamente en el rostro. Los testigos afirman que en la agresión participó también el alumno golpeado por el profesor.«Los niños, asustados, gritaban y corrían tratando de abandonar las clases sin que los agresores se lo permitieran», se afirma en un escrito del citado consejo asesor. «Algunos alumnos intentaron intervenir, pero fueron apartados violentamente. Algunos saltaron por las ventanas con peligro de sufrir lesiones graves». El aula se encontraba situada en un primer piso, a unos cinco o seis metros del suelo.

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El profesor agredido fue trasladado a la clínica de la Virgen Blanca, de Bilbao, donde se le atendió de las lesiones producidas por los golpes en el rostro. Se le dieron veintiún puntos de sutura en un labio y en una ceja. Presentaba amoratamiento de ambos ojos. También fue atendido y quedó ingresado en el hospital de Cruces, de Baracaldo, Iñaki Ocejo, que fue intervenido de una fractura de mandíbula.

El director del centro manifestaba ayer algunas dudas sobre el estado del alumno cuando regresó al colegio con sus familiares. «Me han asegurado que hablaba con normalidad, extremo que creo yo, a falta de confirmación de los médicos, que no es natural en casos de rotura de mandíbula, como se ha demostrado que sucedió tras su ingreso en el hospital». Los familiares del alumno, después de agredir al profesor, denunciaron en el juzgado de guardia el golpe recibido previamente por su hijo.

Sin embargo, el propio director del centro declaró a EL PAIS que no desea disculpar al profesor y «que es triste reconocer» que sí existió el golpe al alumno, «al que no puede pegarse», y que hacerlo es motivo de sanción.

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