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Beguin dará al mediador norteamericano todo el tiempo necesario para solucionar la crisis sirio-israelí

La décima cumbre entre el presidente egipcio, Anuar el Sadat, y el primer ministro de Israel, Menájem Beguin, que finalizó ayer en Charm el Cheij (península del Sinaí), ha estado marcada por la renovación de alianza entre los dos estadistas, basada en el miedo común hacia la URSS y su hostilidad hacia Siria. No obstante, Beguin ha cedido a los ruegos de Sadat para que dé el máximo de oportunidades a la mediación norteamericana, sin poner fecha límite, en la «crisis de los misiles» con Damasco, pero se negó a comprometerse a poner fin a los bombardeos en Líbano.

El presidente egipcio y el primer ministro israelí proclamaron su fidelidad hacia el espíritu de los acuerdos de Camp David y reafirmaron su firme voluntad de poner en práctica los compromisos que se desprenden de ellos.-El primer ministro israelí hizo alusión en la conferencia de Prensa conjunta a «acuerdos importantes concluidos» durante la cumbre, pero se negó a revelar la naturaleza de los mismos. La existencia de estos misteriosos acuerdos no fue confirmada ni desmentida por Sadat.

Según se ha asegurado a este enviado, estos acuerdos se refieren a temas bilaterales relativos a la evacuación de la península del Sinaí, que, por otro lado, ya estaban en vías de conclusión.

Entonces cabe preguntarse el porqué de esta reunión convocada apresuradamente.

Para Menájem Beguin se trataba de una cuestión de prestigio, puesto que el acontecimiento no dejará de reforzar su posición ante la opinión israelí, tres semanas antes de las elecciones parlamentarias. Por su parte, Sadat no veía ninguna razón para negar este favor a su «amigo Menájem». que, por otro lado, sale como favorito en la carrera electoral y que, probablemente, seguirá siendo su interlocutor tras los comicios del 30 de junio. Además, el presidente egipcio quería cerciorarse de las intenciones del primer ministro israelí en la crisis libanesa. Sadat teme el estallido de un enfrentamiento armado entre Sirla e Israel, que le situaría en una delicada posición: apoyar a Siria supondría una violación del tratado de paz firmado con Beguin y podría poner en peligro la retirada hebrea del último y capital pedazo de territorio del Sinaí; permanecer neutral sería aún más grave, porque Sadat sería consagrado como un «traidor» por el resto del mundo árabe.

Por eso ha rogado vivamente a Beguin que diese las ináximas oportunidades a la mediación norteamericana en Oriente Próximo, sin fijar una fecha límite a la misma y que interrumpiese los bombardeos en Líbano contra los palestinos. Beguin ha respondido afirmativamente a la primera petición y ha dicho no a la segunda.

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