Los Comunes no conceden a los gibraltareños la plena ciudadanía británica
El grupo de presión gibraltareño no consiguió cambiar en la noche del martes el polémico proyecto de ley de nacionalidad, que, según ellos, les convertirá en ciudadanos británicos de segunda clase. Sin embargo, la votación puso en aprietos al Gobierno conservador británico, ya que veintiuno de sus diputados votaron en contra del proyecto de ley.El proyecto de ley aún no ha sido aprobado, y tras su paso por los Comunes tendrá que ser discutido en la Cámara de los Lores, donde los gibraltareños cuentan con numerosas simpatías. La votación de ayer estuvo a punto de volverse contra el Gobierno británico, de no haber sido por la abstención de los liberales y de los socialdemócratas, ya que el Gobierno consiguió tan sólo una mayoría de veinticinco votos.
La nueva ley de nacionalidad contempla tres clases de ciudadanía británica: la ciudadanía británica propiamente dicha, la ciudadanía de los territorios británicos dependientes y la ciudadanía británica en el extranjero. Los gibraltareños, si se aprueba la ley, entrarán en la segunda categoría, aunque tienen derecho a afincarse en el Reino Unido por decisión administrativa británica y por ser miembros de la Comunidad Económica Europea (CEE).
El diputado conservador Albert McQuarrie comentó, sin embargo, que «siempre existe la posibilidad de que algún futuro Gobierno británico se retire de la CEE, lo que eliminaría automáticamente el derecho de los gibraltareños a ser ciudadanos del Reino Unido», aunque el ministro británico del Interior. William Whitelaw, dio garantías verbales de que la decisión administrativa señalada seguiría en vigor en cualquier caso.
MeQuarrie observó que «Gibraltar había estado bajo dominio británico por más de 270 años, y que su pueblo era más británico que los británicos». Whitelaw rechazó este argumento señalando que no se podía hacer excepciones con el caso de Gibraltar, y la actitud de¡ Gobierno no tiene nada que ver, según puntualizó Whitelaw, con la postura española en torno a Gibraltar. El Gobierno británico está preocupado con las posibles reivindicaciones de los habitantes de Hong Kong si accediera a los deseos de los gibraltareños.
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