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DUODECIMA DE FERIA DE SAN ISIDRO

Roberto Domínguez, dolido con todos

Otro torero más terminó ayer su actuación en la fería de San Isidro. Roberto Domínguez cumplió sus dos compromisos y se fue dolido con todos: «Con el público porque no busca la emoción artística, sino la del riesgo, con la empresa porque no me ha dado opción, y con la Prensa porque lleva cuatro años dándome más palos que nadie».Roberto Domínguez aceptó venir a Las Ventas sin elegir ganadería y sin fijar sus emolumentos: «Tenía que hacerlo así porque el triunfo en Madrid es necesario; me lo pusieron caro y además me negaron el pan y la sal. Dije que lo que soy se lo debo al público de Las Ventas, pero ahora ha estado frío y exigente como nunca. Es algo que no entiendo, porque a mí las dos tardes me anuló el viento, y pese a ello no dí la espantada, estuve valiente, he sacado muletazos limpios, he actuado con dignidad, centrado, y creo que, en general, he lídiado».

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Alrededor de Roberto Domínguez se ha creado una fama de niño bíen. Considera que le ha perjudicado, además de no ser cierta: «Nunca he pasado hambre, pero porque mis padres, trabajaban. Ahora dependo exclusivamente de lo que yo pueda hacer. Y sé, por mi juventud, que aún tengo mucho camino por delante. El mundo de los toros es bastante sucio, y ya lo demuestra el que yo no quiera tener apoderado. Porque yo no soy el que han visto en San Isidro, aún tengo ganas de hacer una gran temporada; además, ahora veo los toros más claros que antes, me encuentro francamente bien. Yo he triunfado en México y he sido el triunfador absoluto en todas las ferias de mi región. Por algo este año tengo firmados doce compromisos, al margen de varias ferias, pese a no haber triunfado en San Isidro; el año pasado, cuando llegué a Madrid aún no tenia ningún contrato firmado. Algo querrá decir esto ».

Roberto Domínguez se ha despedido de Madrid no como un derrotado. El más bien cree que como incomprendido: «Hay compañeros que hacen rnenos que yo y cobran más dinero. Pero lo que no puedo hacer es buscar el olé, como hacen otros, poniéndole la pechera al toro para que se la lleve por delante».

Ortega Cano y Luis Francisco Esplá buscaron ayer el lucimiento en banderillas. Cano no quiso arriesgar un juicio sobre quién lo hizo mejor: «Ambos pusimos pares interesantes; Esplá buscó el espectáculo, y yo la pureza». Esplá sí se atrevió: «Somos dos estilos distintos; yo intenté demostrar que tamb«ién sé poner las banderillas sin carreras, y entre Cano y yo me quedo conmigo».

En el sexto toro, Esplá pasó por dos momentos difíciles, sin graves consecuencias; en el primero, el pitón le dañó el muslo, aunque sólo fue el golpe, porque no llegó a entrar en la carne; en el segundo, una banderilla le dio en el ojo y le provocó una conjuntivitis. «Pero no por estos percances me lucí menos que en el primero, al que con un poco más de brío le hubiera cortado la oreja, mi segundo se fue apagando v no pude hacer nada».

Y Ortega Cano, que en principio no había aceptado una corrida en San Isidro, poco pudo hacer: «Mi primer toro llevaba peligro, pero a pesar de ello estuve por encima de él, mi segundo, más que embestir, topaba la muleta». El diestro hizo ayer el paseíllo en sustitución de Emilio Muñoz. «Vine porque me prometieron una compensacion a cambio. Yo no había aceptado venir a la feria, pues quería dos corridas, me daba igual el ganado, lo que quería era estar bien en Las Ventas y tener oportunidad de lucirme, y para eso es mejor cuatro toros que dos, que era lo que me ofrecían. Fue una lástima que ayer estuviera el público tan frío, y era por el ambiente; la lluvia del día anterior y la tarde desapacible, queramos o no, influyó decisivamente, porque en los toros si le quitas el calor, los deseos de ver una corrida, te quitas todo».

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