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El mayo del Consejo de Europa

El 5 de mayo de 1981 la institución europea por antonomasia, defensora de las libertades y veladora incansable de la salvaguardia de los derechos humanos cumplió 32 años, después de su nacimiento, en Londres, el 5 de mayo de 1949. El 24 de noviembre de 1977, España ingresaba en el Consejo de Europa, tras laboriosas negociaciones hábil e inteligentemente dirigidas por el embajador de España, José Luis Messia, acompañado de una delegación parlamentaria compuesta por miembros de los diversos partidos políticos, que veían así hecho realidad el sueño dorado de muchos demócratas españoles en las últimas décadas. España no tuvo delegación permanente con rango de embajada hasta el 1 de diciembre de 1977.El próximo 11 de mayo será la primera vez, en el devenir de la asamblea parlamentaria, que un candidato español aspira a su presidencia. Tenemos la firme esperanza de que José María de Areilza pueda llegar a ocupar este cargo que, sin duda, desempeñará con su inteligencia, brillantez y experiencia en todos los campos, especialmente en el internacional, ayudando con estas cualidades a resolver muchos de los temas y problemas que hoy los diversos organismos que integran el Consejo de Europa tienen planteados.

El tiempo es factor que condiciona poderosamente la vida, no sólo de los humanos, sino de las instituciones. Mas, a pesar de su relevancia, no es definitorio ni de unas ni de otras. El Consejo de Europa ha sobrevivido a lo largo y ancho de su existencia a los flujos de las mareas crecientes o menguantes y a las fases tornalizas de las diversas épocas.

Influencia de la institución en la Europa democrática

Nada mejor que analizar la composición del Consejo de Europa y de sus actividades para damos cuenta del relieve, influencia y prestigio de la institución en la actualidad que representa el conjunto de la Europa democrática. Su asamblea parlamentaria tiene 170 representantes que, a su vez, son miembros de las Cámaras de sus respectivos países; en suma, 380 millones de europeos se encuentran representados en tal alta institución. La asamblea estructura sus trabajos a través de trece comisiones especializadas y de seis grupos polític6s multinacionales (socialistas, cristianodemócratas, liberales, demócratas independientes -conservador-, grupo mixto de demócratas, y comunistas).

En el plano intergubernamental, el comité de ministros del Consejo de Europa reúne dos veces al año a los ministros de Asuntos Exteriores de los Estados miembros. Bajo su dirección, más de un centenar de expertos laboran continuamente en unos veinte'sectores de actividades, que van de los derechos humanos a la ordenación del territorio y de la cultura a la condición de los trabajadores migrantes. Por otro lado, se reúnen periódicamente una decena de conferencias europeas de ministros especializados, que abordan las grandes líneas de la cooperación europea en todo aquello que no sea la defensa y la economía, la justicia,la educación, el medio ambiente, la sanidad y seguridad social, el deporte, la enseñanza, y de aquí un largo etcétera.

España ha sido y va a ser sede de cinco de esas conferencias de ministros entre los años 1980 y 1982.

Existe, además, la conferencia de poderes locales y regionales que no tiene parangón con otra organización europea o internacional. Sus componentes, pertenecientes a los vientiún Estados miembros, son 170 elegidos municipales o regionales que debaten, discuten y emiten sobre muchos de los problemas que existen entre los diversos Estados europeos referentes a la política local y regional.

Una colmena incesante

Su trabajo cotidiano a lo largo de los 32 años es sólo comparable al de una colmena incesante. Madariaga, uno de los impulsores del Consejo de Europa, lo resumía en la siguiente frase: «Muchas abejas, un solo vuelo». Ciento cuatro convenios, acuerdos y protocolos han sido fruto de debates y de tareas compartidas por las comisiones parlamentarias, la asamblea, el co mité de ministros y los expertos gubernamentales.

Sólo cabe añadir que es el único organismo internacional en el que existe una protección jurisdiccional para los derechos humanos, que se ejerce mediante una comisión y un tribunal compuesto de juristas independientes. Organos a los que tienen acceso los ciudadanos.

Pero hay además otros rasgos característicos que definen y resal tan el trabajo y el funcionamiento del Consejo de Europa. Señalemos algunos de entre ellos. La asamblea parlamentaria, la conferencia de poderes locales y regionales, las conferencias de los ministros, se reúnen con frecuencia fuera de Estrasburgo y de su hemiciclo con el afán de no convertir la política en pura retórica, sino acercarse a los sitios donde los problemas existen. Es en ocasiones, como se le ha llamado, un Parlamento e institución itinerante. A pesar de todo ello, el Consejo de Europa ha recibido y recibe continuas críticas y se oyen voces que cuestionan la eficacia de su propia existencia.

Es cierto, y no se puede ocultar, que una institución de tal categoría sufre de crisis constante. La crisis y las críticas son parte integrante de la vida y signos que demuestran la vitalidad de la persona o instituciones a las que van dirigidas.

Las crisis permanentes son necesanas para la vida individual y de las instituciones, y el Consejo de Europa, independientemente de lo arriba relatado, sufre de una desazón e inquietud que está en el ánimode todos sus componentes que, como europeos, son insatisfechosoe inconformistas.

Joaquín Muñoz Peirats es vicepresidente de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa y diputado de UCD por Valencia.

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