El IRA, dispuesto a capitalizar políticamente la muerte inminente del diputado Bobby Sands
(Viene de primera página)La resistencia de Sands y lo que parece un rápido deterioro de la salud de Francis Hughes, con 49 días de ayuno, han cogido por sorpresa al IRA provisional. Esta oroanización se opuso en un principio a las huelgas de hambre de los presos de la cárcel de Maze, pero pronto descubrió el partido político que de ellas podía sacar, recuperando la iniciativa y la credibilidad que había perdido en los últimos meses.
El recurso a la huelga de hambre se remonta a los orígenes de la historia de Irlanda. Más recientemente, en las postrimerías del levantamiento de Dublín, de 1916, los presos independentistas lograron así forzar al Gobierno británico a concederles un estatuto de prisioneros de guerra. Cuando los británicos introdujeron la política de «internamiento» y de detenciones masivas en 1972, otra huelga de hambre consiguió un estatuto «especial» para estos presos, que fue suprimido por el Gobierno laborista en 1976.
La penúltima huelga de hambre para lograr un estatuto político para los presos norirlandeses comenzó en octubre de 1980, a pesar de la oposición del consejo militar de los provisionales. Estos no creían que esta forma de protesta lograría sus objetivos; la rechazaban por razones humanitarias y pensaban que era peligroso hacer depender la credibilidad de toda una organización de la voluntad de unos cuantos hombres decididos a morir ayunando, según confirmó el Sinn Fein provisional, un grupo político que aunque pretende no hablar en nombre del IRA, cuando éstos son mencionados responde siempre con un «nosotros».
El alcance del apoyo popular no violento a esta huelga de hambre sorprendió a la dirección del IRA provisional, y tras el fracaso de la huelga en diciembre, decidieron volcar sus esfuerzos para capitalizar la decisión de Bobby Sands de dejar de comer a partir del 1 de mayo. Los provos estaban debilitados, infiltrados y habían perdido una credibilidad que necesitaban recuperar a toda costa.
Sin embargo, cuando Sands comenzó su huelga, no recibió el apoyo popular que esperaba. Fue entonces cuando el IRA tuvo un increíble golpe de suerte con la muerte del diputado independiente norirlandés Frank Maguire. El 9 de abril, tras unas hábiles maniobras políticas y bajo el lema de «salven la vida de Bobby Sands», éste era elegido por 30.000 votos diputado del Parlamento británico, «el mayor desastre en el Ulster de los últimos diez años», según un coronel del Ejército británico.
El hecho de que un diputado británico se estuviera muriendo en la cárcel de Maze vino a cambiar de un día a otro la situación, polarizando hasta extremos insospechados a católicos y protestantes y devolviendo al IRA una cierta credibilidad con la llegada a Irlanda del Norte de la Prensa y la televisión internacionales. Es esencial para toda guerrilla, como muy bien explicó hace más de 150 años Clausewitz, debilitar la voluntad del enemigo logrando a un tiempo el apoyo de la población. ¿Qué mejor, pues, que atraer a estos cientos de periodistas que hemos inundado esta región?
El IRA necesita un mártir
En el parque de Dunville, en la zona católica de Falls Road, en Belfast, por las mañanas, y al atardecer, se reza un rosario por los huelguistas de hambre. No asisten más de cien personas, pero sí un número similar de fotógrafos que han venido a Belfast para captar las imágenes de una guerra civil que seguramente no ocurrirá.El IRA quiere la muerte de Sands, pues necesita propaganda y un mártir, y atraer a la opinión pública mundial llevando su causa a los hogares de todo el mundo. Lo está consiguiendo, en el clima de tensión e incertidumbre que se ha creado en el Ulster los católicos asustados podrían volver hacia los provisionales en busca de protección. Si uno se pasea por las calles de los barrios católicos de Belfast o de Derry, que con sus alambradas parecen en estado de guerra desde hace más de una década.
El clima de miedo favorece, pues, al IRA, que tiene ahora la iniciativa y una nueva experiencia que le resulta embriagadora: el control de la situación. Fuentes próximas a esta organizacion prefieren utilizar el concepto de dirección positiva o canalización de las energías. Por ello no se espera, tras la muerte de Sands, disturbios que superen los acontecimientos de los últimos días en Derry, es decir, una explosión controlada de la violencia para mostrar la Indignación popular. La policía y el Ejército, por su parte, señalan que se esforzarán en contener estas explosiones en sus zonas de origen, pues tienen miedo que una reacción desmedida pudiera provocar un enfrentamiento general del que todo el mundo, IRA incluido, saldría perdiendo. Se espera también algún atentado espectacular de los provisionales, pero una tal acción debería cumplir al menos dos requisitos: su éxito tiene que estar garantizado y debe ser llevada a cabo rápidamente, antes de que se vayan del Ulster los representantes de los medios informativos. Por ello, la víctima podría ser un político británico, pero se puede sospechar que ni siquiera el IRA sabe lo que hacer después.
La actual organización del IRA provisional no permite un rígido control sobre todos sus miembros, y un tiro anónimo podría dispararse entre una masa de manifestantes. Existe también el INLA (Ejército Irlandés de Liberación Nacional), que podría de repente decidir asesinar a uno de los líderes protestantes, como Paisley, por ejemplo, con lo que se pasaría a una guerra abierta intersectaria. El resultado sería que los provisionales perderían el control de la situación, aun cuando a largo plazo pudieran rehacerse, reclutando a más partisanos. En 1969, algunas pintadas decían: «IRA: I Ran Away» («Me fui corriendo»); tres años después el IRA se había fortalecido. Pero con este deseo de mantener los acontecimientos bajo su control, el IRA y las fuerzas de seguridad están por primera vez de acuerdo, según señaló a este enviado especial el coronel antes citado.
Por todo ello, en una psicosis de miedo en vista de lo que pudiera ocurrir, no es sorprendente que todas las partes implicadas se preparen para lo peor, almacenando víveres y medicinas, formando comités de defensa y organizando grupos de vigilantes por la noche.
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