El director Fassbinder, implicado en un proceso por consumo de cocaína
Un proceso por consumo y tráfico de cocaína, que se celebra en Munich, ha despertado la atención de la opinión pública de la República Federal de Alemania por la presencia en el banco de los testigos del director de cine Rainer Werner Fassbinder, y otras figuras del mundo cinematográfico. El testigo de cargo, el camarero Dave, está entre rejas por haber intentado vender la historia a la Prensa amarilla y no haber acudido a la justicia. Dave perdió el empleo en el local muniqués Klappe (Claqueta), centro de reunión de gentes del cine, y se dedicó a difundir historias sobre el tráfico y consumo de la «nieve blanca», la cocaína, que parece ser la droga de moda entre los prominentes de la capital bávara. Según el camarero despedido, el director de cine Fassbinder encargó durante el rodaje de su película Lili Marleen medio kilo de cocaína para el equipo de la película.
Fassbinder compareció ante el tribunal en Munich como testigo vestido con un elegante traje gris y camisa negra, sin su habitual cazadora de cuero negro. Fassbinder declaró que no encargó la compra de medio kilo de cocaína y que nunca la probó. El juez preguntó a Fassbinder si la comparecencia ante el tribunal le había causado gastos y el director de cine respondió «No, si me deja marchar ahora mismo». Actualmente Fassbinder trabaja en su nueva película, que lleva por título, precisamente, Cocaína. Curiosa coincidencia.
La citación de Fassbinder coincidió con otros famosos y famosas de la escena cinematográfica alemana, lo que provocó tal aluvión de público que obligó a trasladar el proceso a una sala de mayor capacidad. El mismo día que Fassbinder comparecieron ante el tribunar tres actrices con un perímetro torácico en total de tres metros y diecinueve centímetros, que causaron suspiros del público asistente, y en el amarillista Bild Zeilung un titular sobre «Tres pechos portentosos», que hicieron que la sala del tribunal estallase casi, por la cantidad de público. Barbara Valentin (106 centímetros), que actuó en la película de Fassbinder Lili Marleen, declaró que había estado unas diez veces en el local y que era amiga de la propietaria, pero que nunca recibió allí cocaína. A la pregunta del juez si había comprado alguna vez cocaína en otra parte, la actriz se acogió al derecho a no responder. La joven Dolly Dolar, según Bild, 113 centímetros de perímetro torácico, negó también categóricamente que en la cocina del bar se sirviesen líneas de cocaína a los buenos amigos de la casa. La propietaria del tercer «busto portentoso», Cleo Kretschhmer (cien centímetros), respondió al juez que no prueba la cocaína, «ya tengo suficientes problemas con el alcohol». Por ahora, los únicos que están en una situación difícil son los propietarios del local. Silvia, hija de un conocido hotelero austríaco, reconoció que se preparaba líneas de cocaína para aspirar por las noches, «porque así se podía soportar mejor el estrés». Su amigo Michael, que tenía un hermano que murió por una sobredosis de droga, dijo que tomaban la cocaína «para refrescar las baterías».
Babelia
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