García Díez: "El crecimiento de los salarios debe ser inferior al 10%"

El ministro de Economía y Comercio, Juan Antonio García Diez, señaló ayer como uno de los objetivos centrales de la política económica del Gobierno el obtener una importante moderación salarial para el próximo año, de forma que no supere los dos dígitos (menos del 10%) el aumento de los salarios en términos monetarios.En un encuentro con los periodistas económicos englobados en la APIE, García Diez fijó los objetivos macroeconómicos gubernamentales para éste y el año próximo, aparte de avanzar algunos datos sobre los resultados del pasado año. Como noticia más optimista, el ministro de Economía dijo que la inflación sobre precios al consumo se encontraba, en estos momentos, en el punto más bajo desde 1976, al situarse de febrero de 1980 a febrero de este año en un 13,9 %.

García Díez, en su larga exposición, se mostró singularmente optimista en cuanto a las perspectivas económicas para los próximos dos años, en gran parte debido a las señales de recuperación que muestra la economía norteamericana (como motor de la occidental) y los indicios de una baja continuada de los precios del petróleo.

No obstante, García Díez reconoció que el año 1981 había comenzado bajo un marco internacional pesimista, con unos crecimientos estimados de sólo medio punto y un punto para las principales economías. Este análisis, sin embargo, se disipaba para el caso estadounidense, al menos en lo que respecta al primer trimestre.

El ministro de Economía elaboró, en alguna forma, un cuadro macroeconómico esperanzador para este año y el próximo (véase recuadro adjunto) y reconoció que estos objetivos eran alcanzables pese a las señales adversas, especialmente en lo que respecta a la demanda de crédito, que se habían registrado en los primeros meses de este año en nuestro país.

Para 1982, el titular de la cartera de Economía anticipó un crecimiento del PIB en torno al 3% (un punto más de lo previsto para 1981), una tasa de inflación en torno al 15%, con tendencia incluso a la reducción si se produce una moderación real en el crecimiento de los salarios, una paulatina detención del empeoramiento que experimentan las balanzas exteriores y un frenazo a la tendencia ascendente de las cifras de paro.

Respecto a la política monetaria, García Díez indicó que era necesario que ésta no fuera extremadamente rígida, aunque sí conservara ciertos dotes de moderación. Las disponibilidades líquidas debían crecer en torno al 16,5-17% este año y el que viene, hasta el extremo de conseguir entre dos y tres puntos de aumento real en la inversión. Según el ministro, estos porcentajes eran aproximadamente los que se estaban obteniendo en estos momentos.

Respecto a la inversión privada, García Díez opinó que no debía producirse ningún problema a la hora de obtener aumentos reales de ésta, ya que se habían adoptado todas las medidas necesarias para que ésta se relanzara. Dijo que la liberalización del sistema financiero no había producido un alza resaltable en los tipos de interés, aunque sí se había notado un decrecimiento en la demanda de crédito en enero y febrero, para haberse recuperado un poco en marzo y abril.

Respecto a las coordenadas de la política monetaria, García Diez enumeró las siguientes: gran estímulo de la inversión pública (aumento de un 30 %en 1981 frente al año anterior), disminución de los gastos corrientes del Estado y de la Seguridad Social, moderación salarial hasta conseguir un aumento monetario inferior a dos dígitos, mantenimiento de la presión inversora sobre los sectores energéticos y vivienda, incremento de la atención al desempleado, desarrollo del Estatuto de los Trabajadores y mantenimiento de una política monetaria moderada.