El presidente Reagan, en la Casa Blanca
El presidente norteamericano, Ronald Reagan, abandonó ayer el hospital en el que permaneció doce días, a raíz del atentado que sufriera contra su vida el 31 de marzo pasado.
Centenares de personas le aclamaron y desearon una rápida recuperación, tanto a la salida del centro sanitario George Washington. como a su llegada a la Casa Blanca.
A pesar de todos los buenos deseos, Reagan se verá obligado a una larga recuperación, que los médicos que le atienden han calculado que durará, por lo menos, seis meses.
El presidente de Estados Unidos pasará más tiempo en un solárium que le ha acomodado su esposa Nancy que en la oficina oval desde la que los titulares de la Casa Blanca dirigen los destinos de la nación.
Reagan, por prescripción facultativa, tiene prohibido trabajar más de dos horas diarias, y ello hará que el vicepresidente, George Bush, siga encargándose de toda la burocracia y rutina de la Casa Blanca.
El presidente tendrá que realizar diariamente ejercicios físicos de rehabilitación, será sometido a constantes radiografías y chequeos, su pulso será vigilado muy de cerca y habrá de aguantar una rigurosa dieta alimenticia.
La Casa Blanca confirmó ya que el presidente no viajará, a finales de mes, a California y México, como tenía previsto, para asistir a la boda de su hija Maureen y entrevistarse, en Tijuana y San Diego, con su colega mexicano, José López Portillo. El doctor Dennis O'Leary, portavoz del hospital George Washington, autorizó esta mañana la salida de Reagan, tras comprobar los resultados de las últimas radiografías y análisis.
Estos mostraron que el presidente tiene una pequeña mancha de un par de centímetros de diámetro en el sector inferior del pulmón izquierdo, que los médicos pensaron que podría tratarse de un abceso o una infección.
