La "Iglesia de las ondas" se reorganiza internamente

Los cambios que han experimentado en los últimos meses las programaciones, e incluso las plantillas de las principales cadenas de radio de este país (Radio Nacional, SER, Radiocadena) no han llegado, por ahora, a las 45 emisoras (44 de ellas emiten también en FM) con que cuenta la Cadena de Ondas Populares Españolas (COPE), red que, aunque ahora se presenta con una estructura jurídica de sociedad anónima, continúa estando mayoritariamente (excepto un 25% de participación obligada del Estado) bajo el control financiero e ideológico de las jerarquías de la Iglesia católica y de algunas órdenes religiosas.

De momento, y según explica el director general de la COPE, el jesuita Jorge Blajot, «es para nosotros más importante integrar y digerir las 45 emisoras que ahora pasan a depender de una sola sociedad. Tras este proceso de reorganización interna consideraremos los cambios de programación. La primera medida es examinar las características de cada emisora y ver de qué forma se pueden configurar dentro del proceso de absorción».La programación que emite COPE en cadena actualmente es escasa: un programa deportivo los domingos, Tiempo de juego; un informativo diario a las 14.30 horas y algunos programas especiales, como, por ejemplo, la reciente concentración en la plaza de toros de Las Ventas de Madrid, en la que las asociaciones católicas de padres de familia pedían la defensa de la familia y la participación institucional en la vida del país.

En el futuro, los directivos de la COPE quieren reforzar la información local. «La tradición de la COPE ha sido el tratamiento del hecho local y la referencia a una audiencia muy localizada», añade Jorge Blajot. «Queremos, sin que se pierda este carácter local, añadir atención a lo regional. Lo que no queremos es que lo prevalente sea lo de carácter nacional. El mayor número de horas de programación estará dedicado al fenómeno local, y de esta forma nos complementaremos con otras cadenas nacionales ya existentes».

Aunque los principios que informan a esta cadena de emisoras privadas en manos del episcopado son, según explica el director, «difundir el pensamiento y actividad de la Iglesia católica y crear un ambiente cristiano en la sociedad», la COPE no va a transmitir programas de contenido específicamente católico, a excepción de la misa de los domingos y del Angelus. «Vamos a utilizar todos los géneros radiofónicos existentes para, de una forma serena y objetiva, tratar temas candentes, como el de las cárceles, la financiación de la enseñanza, la droga, los marginados, los testimonios de enfermos ... ».

La principal fuente financiera de la COPE seguirá siendo, según su director, la publicidad comercial, aunque será una publicidad selectiva. Piénsese que en 1977, la cadena COPE se negó a insertar publicidad política en sus programas. En tiempos pasados, la COPE atravesó dificultades financieras, a juzgar por los conflictos laborales que se suscitaron entre el personal especializado y técnico.

Otro de los problemas con los que se encontrará la dirección de la COPE en su pretendida unificación será la marcada autonomía de algunas emisoras que, incluso, como ha sucedido con algunas del País Vasco, se han apuntado ya no sólo a los programas en euskera, sino que han sido los soportes radiofónicos que más han utilizado las fuerzas de la izquierda nacionalista.

Aunque la COPE no tiene ningún programa entre los diez primeros en audiencia, palmarés que se repartían hasta ahora RNE y la SER, tiene, sin embargo, el mérito, entre otros, de emitir programas educativos, como los de Radio ECCA de Las Palmas o de haber sido una de las pioneras del estallido de las FM a través, sobre todo, de Radio Popular de Madrid.

Mientras la COPE se reorganiza bajo el mandato del padre Jorge Blajot, director general de programas durante doce años de Radio Vaticano, la Iglesia católica francesa prepara la creación de una emisora confesional que dependería del episcopado de aquél país si termina el monopolio del Estado sobre la radio y la televisión, según ha declarado hace pocos días un experto en medios audiovisuales del episcopado francés.