_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Un desafío

La ópera, sobre todo cuando es de aluvión, como en estas temporadas madrileñas, no permite demasiado refinamiento en la parte teatral; en la dirección de escena. Las primeras partes viajan de contrato en contrato: apenas llegan a tiempo para ensayar un par de días. Su colocación en escena, sobre todo en las obras de gran repertorio, está prefigurada (de cara al público); sus ademanes y gestos, por el canto y no por la acción. Tampoco se pueden seleccionar por su apariencia física, más o menos adecuada al papel, sino por sus voces. Requieren también que las luces se centren en ellas abandonando toda su verosimilitud y su coloración de la escenografía. Por eso, sólo en las compañías estables de teatros exclusivamente de ópera se pueden hacer puestas en escena realmente dignas.Todo se multiplica en el caso presente. El escenario del teatro de la Zarzuela no es bastante, los presupuestos oficiales no son muy elevados y El trovador, de Verdi, es un desafío: ocho decorados, coros que necesitan número y movilidad, abundancia de vestuario. José Luis Alonso se ha defendido como ha podido. Es decir, con una sumisión a las normas clásicas telones pintados. Son de una gran belleza. Están inspirados en grabados de Gustavo Doré y le dan el sombrío tono de romanticismo desesperado que requiere el melodráma de García Gutiérrez que recogió el letrista de Verdi. Los coros, bien nutridos con comparsas, se amontonan en el exiguo espacio de que disponen; el hecho de que puedan moverse y dar alguna sensación de verosimilitud es, ya un alarde. Cuando son estampa, están bien agrupados y distribuidos. La parte actoral de las figuras es la mínima; mejor la mezzo María Luisa Nave, que tiene algún cuidado dramático con su personaje. El trabajo de dirección, en este caso, está desproporcionado: los esfuerzos son enormes, el resultado corto. Porque los condicionamientos y las circunstancias no dan más de sí.

De todas formas, el público no es demasiado exigente en este aspecto: va, sobre todo, a oír. Y se conforma con lo convencional.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_