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La visita de Haig

Hay quienes sostienen la teoría de que el tratado bilateral y el eventual ingreso en la OTAN son asuntos distintos que deben plan tearse separadamente. Pero no puede olvidarse que ya originalmente, el acuerdo entre Washington y Madrid nació del convencimiento al que había llegado Franco de que nunca podría ser invitado a participar en la organización atlántica. Aunque fuera miembro la vecina dictadura portuguesa, en su condición de aliado potencial de Inglaterra en la segunda guerra mundial, sobre Madrid pesaba el veto permanente de cualquiera de los Gobiernos socialistas eurooccidentales. Ante tal certidumbre, Washington, a la sazón, propuso un «sucedáneo». En espera de una evolución de la política española, el tratado bilateral fue una especie de entrada en la OTAN, efectuada por la puerta falsa, con todas las desventajas que comportan unos acuerdos entre aliados de muy desigual potencia. (...) 7 de abril

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