Beirut y Damasco intentan evitar una guerra en Líbano
En un intento de poner fin a los violentos combates que desde hace una semana enfrentan en Zahle a milicias falangistas y tropas sirias, integradas en la Fuerza Arabe de Disuasión (FAD) y en Beirut a unidades sirias y tropas regulares libanesas, y evitar una guerra abierta, el presidente de Líbano, Elías Sarkis, se entrevistó ayer con el ministro de Asuntos Exteriores de Siria, Abdel Halin Jaddam.
Los duelos de artillería se reanudaron ayer en la periferia sureste de Beirut, concretamente en el barrio de Hadeth-Galerie Semaan, poco después de que el jefe de la diplomacia siria iniciase sus conversaciones con el jefe de Estado libanés, según anunció la radio falangista La Voz del Líbano.La ruptura de la tregua se produjo también ayer por la mañana en la localidad cristiana de Zalile, donde, según la mencionada emisora, que citó al ministro cristiano de Obras Públicas, Elías Hraoui, «los habitantes opinan que la única solución para evitar una matanza consiste en q ue el Ejército libanés entre en la ciudad» en sustitución del sirio.
Los mandos centrales de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y del Movimiento Nacional Libanés, que reagrupa a todas las fuerzas de izquierda, acusaron ayer a las «fuerzas fascistas» (milicias cristiano-conservadoras) de haber «provocado los incidentes de Zahle». Por su parte, la agencia oficial de Prensa siaria Sana denunció a «las camarillas falangistas» por «haber violado el alto el fuego».
Si la llegada ayer a Beirut del ministro sirio de Asuntos Exteriores, Abdel Halim Jaddam, no permite encontrar una solución política para la crisis que atraviesa Líbano, los enfrentamientos, hasta ahora limitados, podrían degenerar en un estado de guerra abierta.
Aunque los choques hayan sido violentos -el balance de esta primera semana alcanza los 170 muertos y 500 heridos-, los combates se han limitado principalmente a duelos de artillería a partir de posiciones fijas entre la FAD y el Ejército libanés en Beirut y la misma FAD y las milicias cristianas en Zalile.
La nueva crisis libanesa arranca el pasado 9 de marzo, cuando fracasa la cumbre entre los presidentes libanés, Elías Sarkis, y sirio, Hafez el Assad. El jefe de Estado libanés presentó a su homólogo sirio un «plan de seguridad», respaldado mayoritariamente por los cristianos, que preveía la sustitución, a lo largo de la línea divisoria que separa los dos Beirut, de la FAD, formada principalmente por tropas sirias, por el Ejército regular libanés.
Si para las autoridades libanesas tal medida podría favorecer un acuerdo nacional, los sirios, que no se privan de recordar que se encuentran en Líbano a petición del Gobierno de Beirut, opinan que su retirada sólo podrá producirse tras el inicio de un proceso de reconciliación nacional. Las fuerzas palestino-progresistas, estrechamente vinculadas a la FAD, consideran, por su parte, que el Ejército libanés no está lo suficientemente preparado como para poder reemplazar a los sirios y enfrentarse con las milicias cristianas.
La dura reacción militar siria, con la que Damasco pretende demostrar a Beirut que puede reactivar las tensiones en su territorio, preocupa al Gobierno israelí, que, al término de su reunión del domingo, advirtió a Siria que no intente destruir los núcleos cristianos en Líbano.
En Israel, que respalda a las milicias cristianas del comandante Saad Haddad, instaladas a lo largo de su frontera con Líbano, medios oficiales no descartan una acción militar para salvar a los cristianos. Ayer, varios diputados israelíes opinaron, sin embargo, que «Israel tiene que esperar los resultados de las iniciativas diplomáticas actualmente en curso» antes de intervenir.
EE UU pide un alto el fuego
Un alto funcionario norteamericano que acompaña al secretario de Estado, Alexander Haig, en su gira por Oriente Próximo hizo ayer un dramático llamamiento en Riad pidiendo un inmediato alto el fuego en Líbano.
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