El sepelio del "etarra" Aristimuño se desarrolló sin incidencias
El cadáver de José Manuel Aristimuño, presunto jefe de un comando de ETA Militar, muerto el domingo en un enfrentamiento con la policía, en Vitoria, recibió sepultura, a la una de la tarde de ayer, en el cementerio de Hernani (Guipúzcoa). Por la mañana, la familia desistió definitivamente de celebrar un funeral de cuerpo presente, ante la negativa de la policía a permitir el traslado del féretro hasta la parroquia de San Juan Bautista.Antes del sepelio se rezó un responso. Mientras era introducido en la tumba, varios centenares de personas entonaron el Eusko Gudariak y dieron vivas a Euskadi libre y a ETA Militar. El alcalde de Hernani, Juan José Uría, de Herri Batasuna (HB), se dirigió al público para indicar que, tras los incidentes de anteayer, era deseo de la familia que el acto finalizara con normalidad.
La situación laboral quedó ayer normalizada, a excepción de los bares, que permanecieron cerrados en señal de duelo hasta media tarde. La Policía Nacional continuó en las calles durante toda la noche y la mañana de ayer, especialmente en torno al cementerio, donde sólo se permitió la entrada libre instantes antes de que comenzara el sepelio. Los padres del fallecido se mostraron indignados por estas medidas, que consideraron innecesarias y vejatorias. José Manuel Aristimuño pertenecía a una familia de cuatro hermanos. Uno de ellos se acogió a los beneficios de la amnistía y una chica continúa exiliada.
Por otra parte, el Gobierno Civil de Guipúzcoa dio cuenta, en una nota informativa difundida el lunes por la noche, de las medidas adoptadas en Hernani, indicando que en la villa «ha habido intentos de graves alteraciones del orden y de apología del terrorismo». Informa la comunicación oficial que, durante la noche del domingo, se colocaron pancartas de organizaciones extremistas, incluida ETAm, retiradas más tarde por la Policía Nacional.
La nota aseguraba que el Gobierno Civil no permitiría la manipulación del cadáver de Aristimuño, «impidiendo por todos los medios cualquier acto que comporte apología del terrorismo, infracción a la Constitución o de las leyes vigentes o que suponga la más mínima alteración de la paz ciudadana».
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