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La crisis económica vasca, más profunda que la del resto de España

«La crisis económica vasca es más profunda que la del resto del Estado español», explicó ayer el consejero de Economía y Hacienda, Pedro Luis Uriarte, cuando presentó a los medios informativos el primer informe del Gobierno vasco sobre la situación económica de Euskadi.

La composición sectorial propia de la economía vasca, el mayor consumo energético de la economía en el sector industrial, la caída de la inversión y las relaciones laborales son factores que, a juicio del titular de Economía, explican que el País Vasco, además de los problemas políticos derivados del terrorismo, tiene que acarrear con la crisis económica interna.El consejero, que hizo referencia a los pagos pendientes que el Gobierno autónomo debe recibir de la Administración central para poder asumir las competencias transferidas, señaló que 1980 había sido un año negativo.

Los datos económicos muestran un deterioro sensible de la economía vasca en el último año. El producto industrial y el de servicios registran tasas de crecimiento negativas, mientras que el sector primario permanece estancado. En conjunto, el producto exterior bruto ha descendido en Euskadi por debajo del 2%, mientras que en el resto del Estado español ha crecido el 1,7%.

En 1980, definido por Pedro Luis Uriarte como el séptimo año de la crisis económica vasca, se ha detectado una profunda crisis no sólo industrial, sino también financiera, que se ha generalizado y está afectando a la totalidad de los sectores, hasta el punto de que «se siente en el hombre de la calle» y se traduce en el crecimiento del paro -un 13,27% de la población activa- y en la pérdida en el nivel de renta. La disminución del consumo energético como consecuencia de la crisis figura en el informe de la Consejería de Economía, en el que se subrayan como aspectos positivos que la presión de los salarios y la conflictividad laboral han remitido notablemente en relación a años anteriores. La exportación es quizá la «tabla de salvación» de la economía vasca, según se desprende del mencionado informe, ya que acaso ha sido el factor que ha amortiguado las consecuencias del declive de la demanda interna. Durante 1980 la rentabilidad y la competitividad de las ventas exteriores se han visto favorecidas por la devaluación de la peseta, que, respecto al dólar, ha perdido un 14,7%.

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