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Arabia Saudí presiona a la OPEP para la vuelta a un sistema unitario en los precios del petróleo

Mientras el precio del crudo en los mercados libres conoce desde hace tres meses un inusitado período de estabilidad, los miembros más moderados de La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), capitaneados por Arabia Saudí, han renovado su vieja campaña para establecer dentro del cártel un sistema automático de elevaciones trimestrales en los precios oficiales del crudo.

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El intento de estos países, de cara a la reunión ministerial del cártel el próximo 25 de mayo en Ginebra, podría suponer una nueva subida de hasta cuatro dólares por barril en el precio oficial del petróleo saudí, situado ahora en 32 dólares.Los ministros de Petróleo de Arabia Saudí, Emiratos Arabes Unidos, Kuwai y Qatar, a iniciativa del jeque Yamani, ministro de Petróleo del reino saudí, se reunieron la semana pasada en Riad con el fin de explorar la posibilidad de sacar a flote la fórmula automática de subidas de precio que el, Ilamado comité de estrategia del consorcio cuidadosamente elaboró durante dos años de trabajos.

Esta fórmula, cuya implantación estaba prevista para este año, se vio bruscamente olvidada como consecuencia de la guerra entre Irán e Irak, que forzó la cancelación de casi todas las reuniones técnicas de la OPEP a finales del pasado año. Asimismo retrasó, posiblernente para el tercer trimestre de este año, la reunión en la cumbre de los jefes de Estado y Gobierno de los países de la OPEP que debía haberse celebrado en Bagdad a primeros de noviembre.

Con un mercado del petróleo claramente en una situación de estabilidad, y mientras Irán e Irak se esfuerzan por restablecer sus anteriores volúmenes de exportación, la vuelta de los países más moderados de la OPEP a su vieja idea de institucionalizar las subidas de los precios del crudo confirma que Arabia Saudí, especialmente su ministro de Petróleo, no ha desistido en su política de racionalizar el mercado mundial de crudo e impedir saltos abismales en los precios.

La implantación de la fórmula defendida por Arabia Saudí ofrece la ventaja de permitir, tanto a los países productores como a los consumidores, calcular con anterioridad cuáles van a ser los futuros aumentos de los precios de los crudos y planificar ingresos y gastosa corto y medio plazo. Según esta fórmula, los precios de los criados subirían trimestralmente de acuerdo a una indiciación de la inflación, crecimiento económico y variaciones monetarias de las principales monedas mundiales. Esta indiciación supondría incrementos reales en los precios del petróleo, pero unos aumentos no excesivamente costosos para los países consumidores.

El problema que siempre se ha planteado a la hora de estudiar este tema dentro del seno de la OPEP ha sido la oposición, a veces total, de algunos miembros del consorcio a la entrada en vigor de esta fórmula. Argelia, Libia e Irán, los tres opositores principales de esta fórmula, argumentan que unas subidas de este tipo reducirían a corto plazo sus ingresos, al tiempo que este plan iría en contra de la independencia de su política energética, ya que les privaría de la facultad de maximizar la rentabilidad de unos recursos energéticos llamados a desaparecer. Esto es rigurosamente cierto para países como Argelia y Libia, cuyas reservas de crudo van rápidamente disminuyendo.

Mientras que esta subterránea batalla dentro de la OPEP se vio bruscamente interrumpida por la guerra entre Irán e Irak, la normalización de la situación bélica en el golfo Pérsico y la vuelta al mercado mundial de parte de la producción de ambos países ha vuelto a colocar la cuestión de la fórmula de precios dentro de las prioridades del consorcio.

En estos momentos, los expertos estiman que el mercado reúne las condiciones que el jeque Yamani esperaba como necesarias para que la OPEP se sienta inclinada a aceptar su fórmula de subida estable de precios. La caída en los niveles de actividad económica de los países industrializados, sus esfuerzos en el frente del ahorro energético y el éxito inicial en los planes de sustitución del crudo por otras fuentes energéticas como el carbón, así como un invierno poco frío en todo el mundo, han contraído la demanda mundial de crudo en unos momentos que incluso la oferta está también restringida como consecuencia de la guerra entre Irán e Irak.

En estas condiciones, que han provocado que el mercado conozca un glut (exceso de oferta) permanente muy similar al que existió a lo largo de 1978, el jeque Yamani estima que ha llegado la hora de que la OPEP se decida a aprobar un sistema estable y previsible de aumentos de precios que se basa en la razón y la lógica, y no en unas circunstancias cambiantes del mercado. Es quizá por eso que, en contra de todo lo previsible, Arabia Saudí haya decidido mantener altos sus volúmenes de producción, que llegan estos días a ser de 10,3 millones diarios de barriles, incluso cuando han comenzado a aflorar al mercado mundial casi dos millones de barriles procedentes de la zona de guerra del golfo.

El viceministro de Petróleo de Arabia Saudí, en unas declaraciones posteriores al encuentro de Riad de la semana pasada, aparte de desmentir una serie de rumores que indicaban una inminente reducción de los volúmenes de producción saudíes, confirmó la política saudí de impedir aumentos injustificados en los precios.

La posición saudí, bajo estos supuestos, persigue claramente el mantenimiento de este glut en el mercado de crudos con el fin de forzar al resto del cártel petrolero a aceptar sus tesis sobre la necesidad de volver a un sistema de precios unitario y estable. Bastaría con que el Gobierno de Riad prolongase durante unos meses su actual volumen de producción -que representa el 40% del total de la OPEP- para que el resto del cártel, si quiera mantener algún tipo de aumento de precios, no tenga más remedio que aceptar la fórmula del comité de estrategia. En caso contrario, la alternativa sería una continua baja de los precios decididos el pasado diciembre en Bali.

Nuevas subidas

A este respecto, fuentes cercanas a la industria petrolera mundial no descartan que Arabia Saudí, con objeto de continuar adelante en su política de una vuelta al sistema estable de precios, ofrezca al resto del cártel un paulatino equiparamiento de sus precios con los del resto del consorcio. Esto forzaría a una subida en el precio oficial. saudí de cuatro dólares por barril, hasta alcanzar el mínimo de 36 dólares que la mayor parte de los productores cargan por el llamado crudo de referencia.

De confirmarse esta hipótesis, los precios medios de importación de los países industrializados experimentarían una ligera alza incluso si el resto de la OPEP mantuviese sus actuales precios, que, con excepción del saudí, oscilan ahora entre 36 y 41 dólares por barril. El efecto de esta subida sobre los precios en los mercados libres, donde existe una calma inusual desde el pasado enero, no sería excesivo.

Ni las condiciones del mercado ni ninguna otra circunstancia -un imprevisible aumento de la demanda- justificarían un incremento desmesurado de los precios en los mercados libres, ya que -según los expertos- el mercado spot está recuperando desde diciembre ese papel marginal de obtención rápida y barata de crudos.

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