A Fernando Savater
No he nacido en Euskadi, pero he vivido y trabajado ahí los suficientes años como para haber aprendido a amarla. Durante mi larga estancia allí salté a la calle todas las veces que se necesitó... ¿Hace falta decir de qué lado estoy?Fui una entre esa cifra monstruosa de ciudadanos que saltó aquí en Madrid a la calle a gritar ¿muchos vivas a quien lo necesitaba en ese momento. Cuando me enteré de que en Euskadi se callaron por una imposibilidad de diálogo entre diferentes ideologías, sentí pena y rabia. En esto es en lo que no estoy de acuerdo con lo que ayer decía Fernando Savater. No fue algo que se jugó Madrid, fue algo de todos.
¿Sabe, en mi opinión y a la vista de lo que ocurrió, lo que habría pasado si «el tricornio se lo meten de rondón al lendakari»? Que cualquier muga habría sido estrecha para que pasasen corriendo todos los que ese día (el día de la manifestación) no se movieron.
Verá, soy muy primitiva y, como tal, hay cosas que no consigo casar en mi cabeza. Por cierto, Pujol dio la cara y sí hubo manifestación. La cifra es lo que menos importa.
Siempre he tenido argumentos para defender las posturas tan poco comprensibles para muchos que no han vivido allá, pero esta vez me quedé sin ninguno. Se sigue mirando la ikurriña con simpatía, no detecto lo que afirma el señor Savater. Todo el que la ha mirado con simpatía siempre lo seguirá haciendo, estoy segura. Y muchos, muchísimos de los que nos quedamos atónitos con tal espantada ante una convocatoria tan necesaria, no estamos montados en el último vagón de la democracia. Créame. Sólo que a veces a uno se le funden los plomos. Lo que no se puede pedir, al menos yo no tengo cara, es que ante la insolidaridad clara de un pueblo hacia los demás se pida sonrisa y comprensión. Eso sí es. pasarse, ¿vale?/
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