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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Secuelas de Sicur 81

En la semana del 2 al 6 de marzo se ha celebrado en Madrid el Sicur 8 1, 11 Salón de la Seguridad, al que hemos asistido las personas más interesadas en el tema y todos aquellos visitantes que de alguna forma se han hecho eco de esta convocatoria. Pues bien: Partiendo de este concepto, es decir, el haber sentido la atracción de esta Muestra, pienso que debemos plantearnos la evidente diferencia que existe entre lograr una concienciación y crear una necesidad.Indudablemente, se puede pensar que el verdadero trampolín del progreso es el dinero, ciñéndonos al tema al que quiero referirme, a la vista de las inversiones que requerimos para protegernos debidamente, según los medios que se nos han expuesto en Sicur 81, porque, indudablemente prevenir es progresar. Y así mismo he dicho inversión porque indiscutiblemente el coste de la prevención es eso, una inversión, elevada, por supuesto, y por tanto no al alcance de todos.

Pero parémonos aquí para no radicalizar la cuestión y reflexionemos seriamente sobre esa diferencia que he antepuesto entre lo que es concienciación y necesidad. Considero que ambos conceptos deberían estar vinculados o ser una sola cosa, y pienso que en Sicur 81 se ha cuidado más la comercialización de unos productos de cara a una cantidad muy restringida de clientes con cierto poder adquisitivo que la propia mentalización sobre el riesgo real que nos amenaza. La identificación del peligro es la que crea una necesidad que hay que cubrir.

En Sicur 81 hemos podido admirar desde los más simples hasta los más sofisticados medios. Pera a la sociedad le está haciendo falta que alguien nos advierta, que nos eduquen.

Basado en el tema principal a que quiero referirme, y que no es otro que el de la prevención y protección contra el fuego, quiero hacerme una pregunta. ¿Cuántos somos los que reconocemos que también nuestro hogar, nuestra empresa, nuestro vehículo, etcétera, pueden ser destruidos por, un incendio? ¡Bastantes menos de lo que pudiera desearse! Pero todavía es menor el número de personas que saben cómo evitarlo, y esto es grave, tan grave como las propias cifras de la tragedia que se registran en la estadística de la siniestralídad.

Por supuesto que en el concienciado puede aparecer otro problema, que es ese síndrome de abstinencia que le van creando los elevados precios de los elementos necesarios. Porque la verdad es que. en muchos casos nos tenemos que quedar con la miel en los labios.

La base es la concienciación. Poner a disposición al menos unos mínimos de protección como puede ser la educación ciudadana en materia de seguridad. Cuestión de estamentos y voluntad general./

. Miembro del Servicio de Extinción de incendios de Torrejón de Ardoz. .

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