La Junta británica del Carbón decidió anoche retirar su plan de cerrar hasta 50 minas
La Junta Nacional del Carbón británica ha decidido echarse atrás en su plan de cerrar varias minas en el país. Este es el resultado al que se llegó anoche en una reunión de representantes de esta Junta del sindicato de los mineros y del Gobierno británico. Este gesto sin precedentes por parte del Gobierno de Margaret Thatcher, significa que probablemente no se llevará a cabo la amenaza de una huelga nacional de los mineros.
El secretario para la Energía, David Howell, accedió ayer también a examinar la cuestión de las importaciones de carbón del extranjero, que el año pasado llegaron a ocho millones de toneladas. Con este gesto, que prueba una capacidad de ser flexible, el Gobierno británico ha parecido querer evitar a toda costa una confrontación que traía los malos recuerdos de la caída del Gobierno conservador de Edwatd Heath en 1974.El secretario del Sindicato Nacional de Mineros, Joseph Gormley, se encontró ayer satisfecho al término de, la reunión, y declaró que pensaba que la huelga nacional ya no se llevaría a cabo. Ayer, tras el anuncio de siete nuevos cierres de minas en Yorkshire y Escocia, más de 40.000 mineros habían parado ya el funcionamiento de 45 minas, y se esperaba que esta situación escalara el próximo lunes. Ahora, la conclusión de la reunión tripartita ha vuelto a levantar los ánimos El Gobierno británico no había querido al principio intervenir en la disputa, pero la evolución de los acontecimientos le obligó a ello.
Ayer, por otra parte, una comisión parlamentaria británica sobre energía criticó duramente los planes gubernamentales de invertir unos 15.000 millones de libras (tres billones de pesetas) en un programa de centrales nucleares para la década actual. La comisión señaló que debería prestarse una mayor atención a las posibilidades derivadas del petróleo y del carbón para cubrir las necesidades británicas en electricidad. Además, según la comisión, el valor de las centrales nucleares debería ser juzgado caso por caso y no como parte de un plan general que prevé la construcción de que una nueva central nuclear cada año.
Superávit de la balanza de pagos británica
Por otra parte, el Reino Unido ha registrado un nuevo récord en el superávit de su balanza de pagos por cuenta corriente de 957 millones de libras (191.400 millones de pesetas) para el mes de enero, con un superávit de su balanza comercial de 757 millones de libras (151.400 millones de pesetas). Estas cifras, que podrían parecer favorables para la economía inglesa, muestran en realidad el tremendo efecto de la recesión, la cual, por su parte, ha colaborado que bajase la inflación en el mes pasado del 15,1% al 13%. La recesión está haciendo mella en la economía británica, y en el año 1980 la producción manufacturera en el Reino Unido bajó en un 15%, la peor caída desde los años treinta. En ese año, la producción industrial total disminuyó en un 12%, llegando a los niveles de 1967.Ante estas cifras, la balanza de pagos ha de ser examinada con cuidado, pues la razón principal para el superávit comercial, que el volumen de importaciones haya caído en un 13 % en el mes de enero, se debe a que con la recesión las empresas están reduciendo sus existencias, y por ello importan menos componentes y materias primas. Esto indica, pese a lo que pretenden algunos sectores gubernamentales, que la recesión aún no ha tocado fondo.
Por su parte, las exportaciones han caído en algo menos de un 3% en volumen en el mes de enero, aunque se hayan mantenido en valor. A pesar del lastre que suponen los mayores costes de producción, un elevado tipo de cambió de la libra y la pérdida de competitividad general, las exportaciones .británicas se han mantenido relativamente en los últimos seis meses, tras bajar en la primera mitad de 1980, aunque el futuro parezca ahora más negro.
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