La pandereta, un instrumento útil para nuevas propuestas creativas

Una curiosa escena se podía ver estos días en el Paraninfo de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid. Un joven moreno, vestido de y pana, el pelo cuidadosamente recogido en coleta, arrancaba mágicos sonidos de una colección de panderos y panderetas. Su nombre, Glen Vélez, es el de un percusionista de categoría internacional que acaba de dirigir un cursillo sobre la pandereta en el mundo musical que se clausura esta tarde, a las 19.45 horas, con un concierto demostrativo de las posibilidades, de este instrumento como soporte de nuevas propuestas creativas.

Graduado en la Manhattan School of Music, de Nueva York, Glen Vélez ha trabajado con el flautista de músicas étnicas Steve Gorn y con la narradora de historias Laura Simons y, como instrumentista, en numerosos grupos sinfónicos y de cámara. Al mismo tiempo, ha realizado originales investigaciones sobre los estilos de la pandereta en la Antigüedad y estudiado sus modalidades específicas en India, Brasil y el mundo árabe.El cursillo de tres días que acaba de celebrar Glen Vélez en Madrid, en el marco del Aula de Música de la Universidad Complutense, ha comprendido un aspecto teórico;4a evolución histórica de la pandereta desde el neolítico hasta nuestros días, ilustrada con proyección de diapositivas, y una iniciación, práctica en las técnicas de tocar este instrumento en sus variantes diversas, desde el pandero afgano a la pandereta árabe o india, pasando por la marimba.

Cinco mil años de pandereta

Del siglo V antes de Cristo proceden los primeros testimonios históricos que avalan la antigüedad del pandero como uno de los instrumentos más antiguos que, subsisten, a partir del siglo II después de Cristo, provisto de las sonajas que diferencian el pandero original de la pandereta.En los restos de cerámicas de las civilizaciones del Mediterráneo, en bajorrelieves mesopotámicos, estatuillas fenicias o frescos egipcios se aprecian numerosas representaciones de figuras humanas haciendo sonar el pandero. Junto a la flauta doble y el arpa, constituye una figura musical muy frecuente en el mundo antiguo y también aparece representado en marchas militares y ceremonias rituales, sobre todo, en las celebraciones pánicas griegas.

En la inmensa mayoría de estas muestras arqueológicas es una mujer quien toca el pandero, lo que hace pensar en él como un vestigio de la cultura matriarcal que se extinguió con el neolítico y los buenos oficios del rodaballo, que diría Günter Grass. Su pervivencia y arraigo en las manifestaciones folklóricas y populares de las zonas meridionales de Europa es otro hecho que parece corroborar esta hipótesis expuesta por Glen Vélez.

La introducción del pandero y pandereta -pandero con sonajas- en Europa es otra de las conquistas -culturales que hay que atribuir a las cruzadas. En su adaptación a las formas musicales de Occidente, la pandereta perdió, sin embargo, gran parte de sus posibilidades técnicas y, debido en parte a la influencia de la Iglesia que condenaba la música de danza, su función instrumental quedó bastante devaluada.

La expansión del imperio turco, que llegó a constituir una seria amenaza para Europa entre los siglos XV y XVI, representó una especie de renacimiento para la pandereta, al ponerla de moda como instrumento exótico en las sofisticadas cortes europeas. En algunas bandas militares se introdujo entonces el pandero, y en los salones elegantes se ofrecía el espectáculo singular de un conjunto de negros africanos, lujosamente ataviados, interpretando ritmos con tal instrumento. En Gran Bretañal, dos compositores de la época Joseph Dale y Daniel Steilbelt, compusieron entonces sendas sonatas para piano y pandereta.

Por otra, parte, el taller de creación del Aula de Música de la Universidad Complutense anuncia para principios del mes de marzo un nuevo cursillo sobre música electrónica a cargo del valenciano José Luis Berenguer, uno de los contados especialistas en la materia, autor de un libro sobre el mismo tema publicado por la editorial Torres.