Marchais, Berlinguer y Carrillo, ausentes del XXVI Congreso del PCUS

Los medios oficiales soviéticos no se han pronunciado hasta el momento sobre la ausencia de los líderes de los partidos comunistas español, italiano y francés en el XXVI Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), que se inicia el próximo lunes. La Prensa ni tan siquiera ha informado del asunto. Aunque las fuentes cercanas al poder muestran hermetismo respecto a este tema, los observadores occidentales en la capital moscovita piensan en la crisis polaca cuando se dice que Carrillo, Berlinguer y Marchais no se sentarán en las filas de invitados del Palacio de Congresos del Kremlin.Las ausencias del español y el francés parecen tener cierta justificación -se dice en Moscú- debido a la fragilidad de la situación política española y a la inminente celebración de elecciones en Francia. Sin embargo, no es tan fácil buscar una explicación a la ausencia de Enrico Berlinguer, que mandará en su lugar al veterano Carlo Pajetta.

Según se especula en los medios periodísticos moscovitas, los tres líderes comunistas europeos han preferido quedarse en sus países, ante el temor de una posible intervención soviética en Polonia. Estar presentes en el Kremlin con el eventual peligro de que -días, semanas o meses después- las tropas de los países del Este entren en Varsovia podría poner en peligro el futuro político de Carrillo, Berlinguer y Marchais.

Estas suposiciones se hacen siempre en la creencia de que los tres políticos europeos han llegado a tomar una postura común. Sin embargo -y haciendo referencia al caso específico de Santiago Carrillo-, en Moscú se recuerdan los duros ataques lanzados contra éste a finales del año pasado, justo después de su viaje a China.

A pesar de que los comunistas europeos han afirmado que la decisión de no acudir a Moscú partió de Madrid, Paris y Roma, en Moscú no se descarta que fueran los propios soviéticos los que optaron por unas representaciones comunistas occidentales menos brillantes, pero también menos críticas. En ese supuesto -con Ronald Reagan en el poder y la aguda crisis de Polonia-, en el Kremlin no interesaría dar una imagen de desunión entre los partidos comunistas que acuden invitados al XXVI Congreso.