Llamamiento de los "no alineados" a la retirada de tropas extranjeras de Afganistan y del sureste asiatico
Tras cuatro días de acaloradas sesiones, que tuvieron que ser prolongadas veinticuatro horas por no haberse logrado consenso el jueves, los ministros de Exteriores de 93 países no alineados (con la nueva adhesión de Santa Lucía) y dos movimientos de liberación, la OLP palestina y el SWAPO namibio, suscribieron ayer un comunicado final de 13.000 palabras, maniatado por mil y un compromisos, entre las distintas concepciones del Tercer Mundo que profesan los sin bloque. En el texto se hace un llamamiento a la retirada de tropas extranjeras de Afganistán y al arreglo político de la crisis. La declaración fue rechazada rotundamente por el representante de Kabul.
Una vez más, el activismo ha estado en manos de los radicales, que, a su vez, se dividirían en «aliados naturales del campo socialista», según la terminología que acuñó Cuba, y en pragmáticos, que declaran bienvenida toda ayuda soviética para sus fines anticoloniales o sus intereses nacionales. Claros exponentes de los primeros serían Cuba y Vietnam, mientras que la India, obsesionada por China, encarnaría bien a los segundos, no tan prosoviéticos por devoción como por necesidad.
Mayoría silenciosa
Los yugoslavos han blandido una vez más el componente de neutralismo activo del no alineamiento, no necesariamente equidistante de Washington y Moscú siempre. Dicen en Belgrado que, por primera vez, la mayoría silenciosa de los no alineados se ha reactivado, impidiendo una excesiva polarización prosoviética del movimiento no alineado. Mayoría silenciosa es sinónimo de aquellos países del Tercer Mundo, frecuentemente conservadores, que no se interesan en ponerse a mal con Occidente. Pero entre ellos, ahí está el caso de Yugoslavia, no faltan los que ayudan a fondo a los movimientos de liberación.
Respecto a la crisis de Afganistán, se pide la retirada de todas las tropas extranjeras, y en lo referente a las vietnamitas que operan en Camboya se exige la retirada de «todas las tropas extranjeras», haciendo extensiva la formulación a todo el, sureste asiático, lo que implica una referencia al protagonismo estadounidense en Tailandia. A ello se debió el que el delegado iraní preguntara a los no alineados por qué no se recababa también la retirada de suelo iraní de las tropas iraquíes. Se ha formado una misión compuesta por los ministros de Exteriores de Cuba, la India y Zambia, así como por el jefe de la sección política de la OLP palestina, Faruk Kadumi, para encontrarle una solución pacifica a la guerra Irak-lrán.
El delegado de Afganistán, ministro Dost, se declaró «decepcionado» por lo que calificó de injerencia del documento final en sus asuntos internos y consiguió que el mismo incluyera también una condena «de las injerencias extranjeras» por alusión a Pakistán. El ministro de este último país puso el tema al rojo vivo al pedir que en las actas de esta conferencia no se citara a Afganistán como «República Democrática Afgana», dado que ello equivaldría a reconocer en el foro no alineado al nuevo régimen de Kabul. La Unión Soviética no es citada explícitamente ni como invasora ni como intervencionista.
Respecto al tema del Sahara, y a pesar de la fuerte oposición marroquí, se acordó que las partes comprometidas inicien inmediatamente conversaciones «a fin de confirmar los deseos auténticos y las aspiraciones del pueblo del Sahara occidental para que se asegure su derecho a la autodeterminación».
Los ministros le piden a las Naciones Unidas que no reconozcan las credenciales israelíes por haber violado ese país, se dice, las leyes internacionales y haberse anexionado todo Jerusalén para convertirla en su capital. Declaran que la cuestión palestina es crucial en la crisis de Oriente Próximo e insisten en los retierados derechos palestinos.
Manos fuera de Centroamérica
Las tensiones del Caribe y América Latina se han recogido, pidiéndose a todos los países que se abstengan de conceder ayudas militares a Centroamérica, dada la situación de la zona, como se dice. También se pide que nadie se inmiscuya en los asuntos internos de Nicaragua y El Salvador. No pasó, en cambio, la condena de la implantación norteamericana en la base del océano Indico en Diego García, exigida, sobre todo, por el Gobierno de las Islas Seychelles y el ala radical del movimiento no alineado.
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