La "Novena sinfonía en la versión depurada de Igor Markevitch

Orquesta y Coro de RTVE.Director: Igor Markevitch. Director coro: P. Pirfano. Solistas: M. Seybel-, C. Wyatt, L. Kozmay K. Stryczek. Obras de Beethoven.

Teatro Real. 7y 8 de febrero de 1981.

Desde hace diez años, Igor Markevitch trabaja en la nueva edición crítica, analítica y práctica de las sinfonías de Beethoven que lanzará la Casa Peters, de Leipzig. Es sabido que en el caso de Beethoven, como en el de tantos otros compositores, las ediciones arrastran errores y erratas de diversa procedencia, aun cuando -como es lógico- no se trate de cosas tan fundamentales que, una vez corregidas, cambien la faz de las composiciones.De todos modos, siempre es de agradecer tal voluntad revisionista a fin de que, en el futuro, partituras y materiales se ajusten en lo posible a los manuscritos originales. Digo en lo posible, porque siempre pervivirán correcciones que, antes que atentar, defienden la autenticidad del pensamiento beethoveniano. Son las establecidas ya por Wagner.

Hace muchos decenios, Maurice Kufferath sintetizó las intervenciones wagnerianas en los originales de Beethoven, en cuatro grupos: a) modificación de matices a fin de resaltar el elemento melódico, b) adición de trompas y trompetas a los instrumentos de madera en la melodía del scherzo, c) transposiciones a la octava superior o inferior de varios pasajes de flautas y violines en el scherzo, d) modificación de la parte del tenor en la última intervención del cuarteto vocal. Todo ello se justifica por el distinto equilibrio de la orquesta moderna con relación a la beethoveniana.

En su nueva visita a Madrid, el director fundador y honorario de la Sinfónica de RTVE (títulos y actividad que, curiosamente, no aparecen ni en la reciente brochure de Boosey ni en el número dedicado a Markevitch, el pasado septiembre, por la revista Tempo) ha querido ofrecer a los madrileños, que le distinguen con especial fervor, el estreno de la Novena sinfonía, en la nueva edición corregida y depurada. La versión, tantas veces escuchada y comentada, del director de Kiev, excita al máximo y con muy particular impulso la oposición humanística vista por Beethoven entre «principio activo» y «principio resistente». A veces, la interpretación dramática de las ideas cede en Markevitch a un estructuralismo vital y energético y, como contraste, en los momentos «religiosos», la lírica se ablanda.

No hay que decir que los profesores y cantores de la RTVE (éstos preparados por Pedro Pirfano) respondieron a la sugestión del maestro con total entrega hasta lograr resultados, que si a algunos pudieron no convencer, a todos vencieron. Al éxito clamoroso contribuyó también el trabajo de un buen cuarteto, del que me atrajo especialmente la voz de la mezzo (Carol Wyatt) y la entonación dramática del bajo (Karlheinz Stryczek), dicho sea sin demérito para la soprano Mariane Seybel, ágil y segura en el agudo, y el tenor, Lajos Kozma.

El concierto comenzó con una tensa y brillante traducción de la obertura de Egmont. A lo largo de toda la jornada, Markevitch demostró la validez significativa del título dado a sus memorias: Ser y haber sido.