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Cautela en la Santa Sede tras el encarcelamiento del administrador de las finanzas vaticanas

Juan Arias

El jefe de la oficina de Prensa del Vaticano, padre Romeo Panciroli, facilitó ayer a los periodistas acreditados ante la Santa Sede un cauto comunicado oficial sobre el espectacular escándalo originado tras la detención, en Roma, de Luigi Mennini, administrador delegado de la banca vaticana, acusado de complicidad en la «grave bancarrota fraudulenta» de la Banca Unione, filial de la Banca Sindona.La nota vaticana afirma que el Papa hace votos para que Mennini pueda, cuanto antes, dar todas las explicaciones necesarias que conduzcan a la clarificación del caso. La prudencia de la Santa Sede puede demostrar que el Pontífice pretende pisar con pies de plomo en un asunto que escuece y que él ha heredado de su predecesor. Fue, precisamente, Juin Pablo II quien, por primera vez, convocó el año pasado, en Roma, una reunión de todos los cardenales para estudiar la espinosa cuestión de las finanzas vaticanas.

La noticia de que Mennini está en la cárcel la destacaba ayer, con gran relieve, la Prensa italiana, calificando al detenido como «el hombre más influyente en el mundo de las finanzas italianas, por ser el administrador de los bienes del Vaticano», como escribió L'Unitá, órgano del partido comunista, o bien «el hombre más potente de las finanzas del Papa», según La Stampa, o «el gran banquero del Vaticano», en palabras de Repubblica e Il Giorno.

Se destaca que ya el predecesor de Mennini, en su cargo de administrador delegado de la banca vaticana, Massimo Spada, había sido encarcelado el pasado octubre obteniendo la libertad provisional a los pocos días por «motivos de salud».

Luigi Mennini empezó a trabajar en el sector de las finanzas vaticanas hace cuarenta años, y desde 1962 era, en realidad, el personaje laico clave de las cuentas del Vaticano, como administrador delegado de la banca vaticana (Instituto para las Obras de Religión), fundada por Pío XII en 1942.

Pablo VI había hecho a Mennini gentilhombre de honor de Su Santidad el 22 de junio de 1963, es decir, veinticuatro horas después de su elección como Pontífice. Mennini está considerado en las bolsas y en los bancos de los cinco continentes un «mago de las finanzas». Fue siempre un católico ferviente y practicante, padre de catorce hijos, dos de ellos sacerdotes, uno jesuita.

Las acusaciones que recaen sobre este hombre, que durante cuarenta años gozó de la confianza de los papas, son muy graves y preocupan a la Santa Sede, dispuesta a que la verdad salga a la luz. Este Papa, afirmó un alto prelado, «es enérgico, pero lo es para todo, sin excluir la no ocultación de los escándalos».

Hay quien asegura que el Papa habló de este asunto con los cardenales reunidos en Roma. En aquella ocasión, Juan Pablo II dijo que las acusaciones hechas al Vaticano sobre sus ingentes riquezas «eran cuentos de hadas», pero lo cierto es que el Papa pidió a la Curia que los cardenales pudieran ser informados de todos los asuntos financieros para «corresponsabilizarles».

El caso de Mennini podría arrastrar consecuencias políticas, ya que la quiebra de la Banca Unione arruinó a muchos pequeños ahorradores italianos. Se asegura que el banquero Sindona restituyó el dinero sólo a la famosa lista de los 500, que nunca logró conocerse. Entre esos cuentacorrientistas importantes estaba, al parecer, el Vaticano, que pudo recuperar, al menos, parte de su dinero.

¿Cómo se ha podido llegar a la detención de Mennini? Hay quien piensa que pudo haber sido acusado por su mismo predecesor, Massimo Spada, o hasta por el mismo Sindona, actualmente en la cárcel de Manhattan, en Nueva York, tras ser condenado por un tribunal.

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