Proceso en Teherán contra una ciudadana norteamericana
Cynthia Dwyer, colaboradora de Prensa de nacionalidad norteamericana, detenida el pasado mes de mayo en Irán y desde entonces encarcelada en la prisión de Evín, compareció ayer en esta cárcel de Teherán ante un tribunal islámico. Para el próximo lunes se espera que las autoridades iraníes den a conocer su veredicto.Dwyer, de 49 años de edad, viajó el año pasado a Irán para obtener información sobre los rehenes norteamericanos y publicarla en algunos medios de Estados Unidos. A raíz de la ola de hostilidad registrada en Irán el pasado mes de mayo, a consecuencia del intento fallido de varias unidades norteamericanas de rescatar a los 52 cautivos norteamericanos, Cynthia Dwyer fue apresada bajo acusaciones de espionaje.
El Departamento de Estado minimizó ayer el proceso de la colaboradora de Prensa norteamericana y calificó su presencia ante un tribunal islámico ayer en Teherán como una mera audiencia, al tiempo que resaltaba que el caso quedará zanjado la semana próxima.
Por otra parte, el Departamento de Estado confirmó ayer la puesta en libertad en Irán del Mohi Sobjani, un paquistaní de nacionalidad norteamericana que permanecía preso en Irán bajo distintas acusaciones. Sobjani conversó con un hermano suyo que reside en California y le anunció su liberación, recogida por el Departamento de Estado. Hasta el momento, el ex preso no ha abandonado Irán.
Todavía queda en Irán otro súbdito norteamericano que permanece detenido desde hace meses en circunstancias similares que los dos anteriores.
En cuanto a la situación política iraní, ayer las discrepancias entre la derecha islámica integrista y los partidarios del presidente Abolhassan Banisadr experimentaron una nueva agudización, mediante las acusaciones del líder del Partido de la República Islámica, Sayed Bejesti, contra el presidente, al que imputó extralimitarse en las atribuciones que la Constitución le confiere.
Por su parte, el imán Jomeini, ante una concentración de trabajadores de la siderurgia que acudió a su residencia de Jamarán, al norte de Teherán, dijo que «los políticos han de desenvolverse con cautela» y que «los poderes de que disfrutan les pueden ser retirados».
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