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Patriótico llamamiento de Reagan para superar la crisis y resucitar los valores de Estados Unidos

Ante la fachada oeste del Capitolio, al aire libre, Ronald Wilson Reagan, 69 años, juró, a las doce del mediodía de ayer (seis de la tarde hora de Madrid), "Respetar, proteger y defender la Constitución de Estados Unidos" desde su cargo de presidente número 40 de la nación norteamericana. Minutos antes, George Bush juró su cargo como vicepresidente.

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Jimmy Carter, presidente saliente, el vicepresidente Walter Mondale, el nuevo Gabinete de la Administración Reagan-Bush, el Congreso, cuerpo diplomático, jefes del Ejército y unas 20.000 personas aclamaron al nuevo presidente, mientras los cañones disparaban salvas de gloria para el futuro de la nación norteamericana. Un discurso destinado a contagiar el optimismo a los norteamericanos, apuntando la posibilidad para superar la crisis económica; advertencias a los adversarios que amenazan la paz, y una apología de la libertad fueron los principales aspectos de la primera alocución de Ronald Reagan como presidente estadounidense, interrumpido varias veces en sus palabras por aplausos de la multitud. Las tres grandes cadenas de televisión norteamericana transmitieron en directo a unos 75 millones de telespectadores todos los pormenores del acto.

Como primer acto oficial, Ronald Reagan firmó los cargos de los miembros de su nuevo Gabinete, almorzó en el Capitolio en compañía de los seiscientos miembros del Congreso antes de iniciar el desfile tradicional que, a través de la avenida de Pensilvania, le condujo del Capitolio a la Casa Blanca.

Jimmy Carter y Walter Mondale, acompañados de sus respectivas familias, se trasladaron a la base aérea de Andrews, en las cercanías de Washington, inmediatamente después del acto de toma de posesión del nuevo presidente electo. Plains, pueblo natal del ex presidente Jimmy Carter, fue el destino de regreso para el equipo ex presidencial.

Con las manos libres del problema de los rehenes, Ronald Reagan podrá dedicarse plenamente a desarrollar las ideas expuestas en su primer discurso otorgando la prioridad a la superación de la crisis económica y al fortalecimiento de un aparato defensivo capaz de disuadir a los enemigos de Estados Unidos.

Reagan marcó la línea de las profundas reformas que efectuará la nueva Administración republicana para vencer la crisis: recortes en el presupuesto federal, reducción de impuestos y de la burocracia federal, descentralización de la Administración. Línea que empezó a ser aplicada ayer cuando Reagan firmó su primer decreto que prohíbe al Gobierno federal contratar a más personal.

"Nuevo comienzo"

En este "nuevo comienzo" pidió una resurrección del patriotismo de todos los norteamericanos para aumentar la productividad. "El progreso será lento -medido en pulgadas o pies, no en millas-, pero progresaremos", dijo el presidente desde la tribuna presidencial ante el Capitolio, interrumpido por los aplausos del público.

"Para los enemigos de la libertad", o para los "enemigos potenciales", el mensaje afirma que los americanos tienen como primera prioridad mantener la paz. "Para ello negociaremos, nos sacrificaremos, pero no nos rendiremos ni ahora ni nunca", clamó Reagan, levantando una ola de aplausos.

Ronald Reagan pidió el esfuerzo de todos y la ayuda de Dios para vencer los actuales desafíos de la sociedad norteamericana. "¿Por qué no vamos a lograrlo? Después de todo, nosotros somos americanos", concluyó Reagan en su mensaje de esperanza.

"Go, go, Ronnie, go"

Música country para letra de Go, go, Ronnie (Adelante, adelante, Ronnie), fue coreada con palmas del propio presidente, y su esposa, que, cabe decir, comenzaron la presidencia bajo el mejor signo de optimismo.La gala más importante, la noche del lunes, antes de la jura del cargo presidencial, fue montada por el cantante, actor y amigo personal de Reagan, Frank Sinatra, Bob Hope, James Stewart, Charlton Heston, Johny Carson y otros populares cantaron, bailaron o recitaron temas dedicados a Ronald Reagan o a la patria norteamericana.

Frank Sinatra, para marcar el deseo de descentraliación del programa Reagan-Bush, limitando los efectos de la excesiva burocracia federal washingtoniana, cantó su creación Chicago, sin que pueda imputársele a sus amistades con líderes de la Mafia.

Con incongruencias para Carter, tropezones para Ford, listas negras para Nixon o el proyecto de un oleoducto entre la Tierra y el Sol como programa de Reagan, para solucionar el problema de la energía, un cómico imitó a los tres últimos presidentes.

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