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¿Una victoria de la razón?

La liberación del juez D`Urso es, sobre todo y esencialmente, una victoria de la vida. ( ... )La magnanimidad de la que se vanaglorian las Brigadas Rojas no procede más que de un cálculo político. Un país con el régimen democrático abolió la pena de muerte, como las Brigadas Rojas usan por su cuenta de la disuasión que ella ejercería. La gracia otorgada al juez D'Urso, ¿cuántos otros: la pagarán con su vida?

Así habían comenzado en 1920 los grupos de choque del joven partido fascista, empleando todos los procedimientos del terror, de los golpes al asesinato, endosando todas las coartadas ideológicas, y amalgamándolas, el anarquismo, el socialismo agrario, la angustia de las clases medias, los objetivos de la clase industrial para llevar a Mussolini al poder con la complicidad de las masas. Las Brigadas Rojas pueden afirmar que son representantes del verdadero comunismo, pero sus medios de acción son los del fascismo, y su jefe, por rebeldes que sean contra la casta dirigente de la que proceden, continúa en la herencia por su propia cuenta. (... )

Pero sería paradójico hablar de una victoria del Estado. Si esta entidad tiene todavía alguna consistencia, ha descargado su misión en las espaldas de la Prensa, forzada a decidir si al publicar los textos de las Brigadas Rojas salvaría o no la vida del magistrado. (...)

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La confusión de las conciencias, de los espíritus y de las tácticas es, pues, total. Frente a esta descomposición de las instituciones y de los partidos, la única movilización sobre la cual pueden apoyarse las Brigadas Rojas es la del miedo y la indiferencia política. Esta ha sido siempre la vía del totalitarismo.

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