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La adversa climatología origina 22.000 millones de pérdidas en el sector agrario

Los daños ocasionados en el sector agrario por la sequía, heladas y ventiscas registradas durante las últimas semanas se calculan, a nivel del Estado y al día de hoy, en unos 22.000 millones de pesetas, según ha podido saber EL PAIS de fuentes oficiales. Extremadura y Andalucía, por unas y otras causas, son las regiones más perjudicadas, especialmente la localidad almeriense de Roquetas, donde el viento ha arrasado todos los cultivos bajo plástico de la zona.

Por el momento, estas pérdidas, aunque importantes, no suponen al sector un balance negativo irreversible (la producción total agraria se aproximó a 1,6 billones de pesetas en 1979); sin embargo, se atisba una tragedia si el anticiclón de las Azores persiste en su capricho -ya dura meses- de no amenazar tormenta. Todo depende, pues, de las lluvias de primavera.Los vendavales que han atravesado el país en las últimas semanas (a veces a más de 150 kilómetros por hora) han destruido gran parte de los cultivos bajo plástico de Andalucía, así como los enarenados de las provincias de Granada y Almería, arrojando al suelo también gran parte del fruto que contenían sus cítricos. Los daños se calculan en más de 4.000 millones de pesetas. Invernaderos y otras instalaciones quedaron totalmente destruidos, dejando los cultivos a merced de las inclemencias.

Las localidades más afectadas fueron las de Roquetas, Adra, Enix, Vera y Cuevas de Almanzora. El Ministerio de Agricultura ha decidido su intervención en la zona y concreta actualmente las medidas de ayuda.

En Huelva, la Delegación Provincial de Agricultura ha evaluado en 1.200 millones las pérdidas originadas por la climatología adversa en el campo onubense, según informa Alfonso González. En total, la superficie afectada ha sido de 224.245 hectáreas, y la pérdida de cosecha, entre aceituna, agrios, bellota, remolacha, cereales y patata, asciende a 44.000 toneladas. La Cámara Agraria Provincial ha solicitado declaración de zona catastrófica.

Una prolongada sequía

En algunas zonas de España (la mitad sur, especialmente) no llueve desde el pasado mes de julio. Esta sequía ha dañado sobre todo a las siembras tempranas de los campos andaluz y extremeño, ha impedido una normal otoñada, perjudicando, por tanto, al sector ganadero extensivo, que se ha quedado sin pastos. Los campos están secos, amarillos, cuando su color por estas fechas debería ser el verde. La última nevada podría paliar milagrosamente el problema, sobre todo el centro-norte de la Península; la contrapartida, sin embargo, es que el deshielo produce inundaciones (como la de los últimos días), y con ellas se van arrastradas superficies de cultivos.Esta ausencia de pastos obliga al ganadero a usar cereales-pienso en la alimentación del ganado, con el consiguiente encarecimiento de los costes de producción. Esta circunstancia ha llevado a la Unión de Federaciones Agrarias de España (UFADE) a solicitar del Gobierno que el SENPA proporcione cereales a bajo precio a todos aquellos ganaderos afectados por la sequía.

Esta rara confluencia de fenómenos climatológicos negativos ha puesto de relieve la falta que tiene el sector ganadero de un sistema financiero adecuado a su realidad. Ante una coyuntura desfavorable como ésta, el descapitalizado ganadero tan sólo tiene posibilidad de obtener recursos mediante los canales de crédito convencionales o la voluntad de ayuda administrativa.

En lo relativo a cultivos, la prolongada sequía (en medios de la Administración se la considera, por el momento, «una sequía más») no ha ocasionado pérdidas considerables en los cereales. Este año, la sementera ha prendido perfectamente, y se asegura a EL PAIS en medios oficiales que, si llueve durante los días que restan de enero o durante la primera quincena de febrero, la cosecha podría ser incluso tan buena como la récord de 1980. La zona norte podría prolongar estos plazos hasta los primeros días de marzo, puesto que no sufre carencia importante de agua.

El frío, peor enemigo

El frío, materializado en las duras heladas caídas sobre casi toda la Península durante los últimos días, causó, sin duda, más estragos en el campo español que la falta de agua.El sector de cítricos ha sufrido, por causa del frío, importantes pérdidas en la zona del Guadalquivir; en Levante, las repercusiones han sido porcentualmente menores, calculándose que, en total, han resultado afectadas 175.000 toneladas de naranjas y 38.000 de mandarinas, si bien las cifras de fruta totalmente desechada se concretan en 57.426 y 5.700, respectivamente. Consultados medios del sector y de la Administración, ambos coinciden en que estas pérdidas de producción no repercutirán de igual modo en la renta de los agricultores, pues es lógico pensar que los precios registrarán una variación al alza.

La climatología adversa aún no ha ocasionado graves pérdidas entre los árboles frutales estacionales, que están «dormidos», pero sí lo han hecho entre las producciones hortícolas a cielo abierto; sobre todo, en las plantaciones de alcachofa y tomate de algunas pequeñas zonas de la región levantina e, igualmente, en la cuenca del Guadalquivir (se evalúan globalmente en unas 120.000 toneladas).

Daños considerables en el olivar

Todas las provincias olivareras se han visto perjudicadas por las heladas. En Jaén y Córdoba se ha perdido más del 30% de la cosecha. Algunas fuentes evalúan estas pérdidas en 3.000 millones de pesetas tan sólo para la provincia jiennense (unas 100.000 toneladas). La Unión Nacional del Olivar valora estas pérdidas en unos 9.000 millones. Ante esta circunstancia, las organizaciones agrarias solicitarán del Fondo de Ordenación y Regulación de Precios y Productos Agrarios (FORPPA) un aumento de la subvención por kilo de aceite a treinta pesetas. Técnicos del Ministerio de Agricultura calculan que, no obstante, la producción olivarera será prácticamente la misma que en 1980 (437.000 toneladas), puesto que las previsiones iniciales de campaña ascendían a medio millón de toneladas. Según han confirmado fuentes del sector, al olivarero no sólo le preocupa una pérdida de rendimientos, sino una eventual pérdida de calidad en el producto.Por lo que respecta al sector remolachero, existe por el momento tranquilidad en la zona del Duero, donde prácticamente se acaba de sembrar. En el Sur, una vez más, la sequía y las heladas han perjudicado a la siembra. Sin embargo, como la superficie sembrada en esta zona fue superior al cupo previsto en la campaña remolachera, parece probable que se recogerá la remolacha prevista en la misma. Por su parte, la remolacha de secano de Cádiz puede decirse que se encuentra en una situación similar a la, del cereal: si llueve antes de un mes se desarrollará sin problemas; en caso contrario, se perderá. Hay sembradas unas 100.000 hectáreas de remolacha de secano en Andalucía occidental y la zona sur de Badajoz. En esta zona, el porcentaje de agua embalsada es del 55%.

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