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El Senado confirma el nombramiento de Haig como secretario de Estado

El ex general Alexander Haig, de 56 años de edad, fue! confirmado ayer por el Comité de Relaciones Exteriores del Senado en su nuevo cargo de secretario de Estado de EE UU. Después de seis días de audiencias, donde resucitó el escándalo del Watergate, Haig obtuvo quince votos a favor y dos en contra.

Los senadores demócratas Paul Tsongas y Paul Sarbanes votaron negativamente en señal de protesta por la imposibilidad de contar con las cintas magnetofónicas de los últimos meses de la presidencia de Richard Nixon, cuyo contenido debía determinar si Haig tuvo alguna implicación directa, desde su puesto de jefe de Gabinete en la Casa Blanca, en el escándalo que costó la presidencia a Nixon.«Queda claro que es el hombre más impresionante que ha pasado por las audiencias», dijo el senador Tsongas, en relación con la personalidad de Haig, que definió de «capaz, inteligente, firme y pragmático». Tsongas, senador por el Estado de Massachusetts, señaló, sin embargo, que la «enorme habilidad» del ex general Haig aconseja una «vigilancia» prudente para sus futuras actuaciones.

Ted Stevens, senador republicano por el Estado de Alaska, precisó que los demócratas habían cometido un error al mantener su insistencia en el tema del Watergate, durante las audiencias. El presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Charles Percy, leyó una carta del ex presidente Gerald Ford de apoyo al nombramiento de Haig.

Alexander Haig respondió durante las audiencias a todas las preguntas de los senadores, negando una y otra vez cualquier implicacion en acciones «ilegales o inmorales» durante sus 36 años de servicio a Estados Unidos. Se cubrió ante insinuaciones senatoriales de haber marginado al Congreso en las acciones de bombardeos masivos sobre Camboya y Vietnam, o de actuaciones subterráneas para favorecer la caída de Salvador Allende en Chile.

Gracias a la acción legal de los abogados de Richard Nixon, que aludieron el carácter «confidencial» de las cintas rriagnetofónicas del Watergate, guardadas en los archivos nacionales, en Washington, el ex general Alexander Haig pudo evitar una ofensiva más dura de los senadores demócratas, en relación con su presunta implicación en el control te [efónico de periodistas y miembros del Congreso, y en el pacto con el vicepresidente Gerald Ford, para otorgar el perdón presidencial a Nixon pocos meses después del escándalo del Watergate.

Alexander Haig definió las directrices de le que será la política exterior norteamericana durante los próximos cuatro años desde una posición de firmeza ante la URSS, aunque no de ruptura.

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