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"Navarra es Euskadi", eslogan coreado ayer en el funeral por Manuel de Irujo

Toda la clase política vasca despidió ayer en Estella a Manuel de Irujo, durante el funeral celebrado en la iglesia de San Juan Bautista, totalmente abarrotada de público. Más de 5.000 personas se desplazaron hasta Estella para decir adiós a una de las figuras carismáticas del nacionalismo vasco, cuyo cadáver fue despedido en la plaza de la localidad, mientras una banda de txistularis tocaba el Agur Jaunak. Al final del acto se coreó masivamente el eslogan «Navarra es Euskadi».

El féretro que contenía los restos mortales de Manuel de Irujo fue sacado a hombros de su domicilio por familiares y amigos del fallecido, para ser trasladado hasta la iglesia de San Juan. El féretro se encontraba cubierto con la bandera oficial de Estella, cedida por el Ayuntamiento, así como por una rama del legendario roble de Guernica. La comitiva se formó con los familiares del fallecido, presidente del Gobierno vasco, presidente del Parlamento vasco, Gobierno de Euskadi y representantes del PNV en las instituciones del País Vasco.En la iglesia esperaba el gobernador civil de Navarra, Javier Ansuátegui, que se había desplazado a Estella como representante del Gobierno central. La familia ocupó los primeros bancos de la parte izquierda de la iglesia, mientras que los representantes de las instituciones se situaron a la derecha. Junto a Garaikoetxea, Pujana y Ansuátegui se encontraban los alcaldes de San Sebastián, Vitoria y Bilbao, los presidentes de las diputaciones de Alava, Guipúzcoa y Vizcaya, consejeros del Gobierno vasco y el presidente del PNV, Xabier Arzallus.

Mezclados entre el público estaban, entre otros, el presidente del PSOE, Ramón Rubial, el secretario general del PSE-PSOE, Txiki Benegas; Roberto Lertxundi, secretario general del Partido Comunista de Euskadi; dirigentes de UCD del País Vasco, parlamentarios forales de Navarra por UCD, PSOE, UPN, Amaiur, HB, EE, Partido Carlista y PTE, Juan María Bandrés y Mario Onaindía, de Euskadiko Ezkerra, así como José Antonio Urbiola, vicepresidente del Parlamento de Navarra y dirigente de HB. La aglomeración de público era tal que el presidente de la Diputación Foral de Navarra, Juan Manuel Arza; el alcalde de Pamplona, Julián Balduz, así como el rector de la Universidad de Navarra, Alfonso Nieto, no pudieron pasar de una de las puertas laterales, en donde también se encontraba el escultor Eduardo Chillida.

El funeral de cuerpo presente fue oficiado por el párroco de la iglesia, Esteban Irigoyen, en eusquera. En la homilía, tanto el padre Irigoyen como los sacerdotes Xabier Ortigosa y Alberto Onaindía, el padre Olaso, glosaron la vida de Manuel de Irujo, destacando su profunda fe cristiana. El padre Onaindía, amigo del fallecido, precisó, sin embargo, que no podía hablar delante del cadáver de Irujo. «He hablado con él durante cincuenta años», señaló, « aquí y en el exilio. Pero hoy, estando él delante, no puedo hablar».

El padre Olaso hizo una alusión a los problemas del País Vasco cuando señaló que, «sin Navarra no vamos a ninguna parte, y no lo digo en el terreno político, sino con la idea de promover la concordia, la paz, la caridad. Si por algo sufrió Manuel de Irujo fue por la falta de caridad». A lo largo del funeral, la coral de Echarri Aranaz, así como una banda de txistularis dirigida por José Luis Garay, interpretó diversas obras de músicos vascos.

Cuando el féretro era sacado a hombros de la iglesia se produjo un momento de intensa emoción ya que el público, que abarrotaba las inmediaciones comenzó a aplaudir. Después, desde el público, se oyó un grito de «iGora Euskadi askatuta! », que fue coreado masivamente, así como el eslogan «Nafarroa Euskadi da» («Navarra es Euskadi»). Al salir Garaikoetxea, en compañía de su esposa, Sagrario Mina, al exterior del templo fue aplaudido por el público, mientras el féretro con los restos mortales de Manuel de Irujo era conducido hasta el cementerio de Estella, donde fue enterrado sobre las tres de la tarde.

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