Autonomías y sentido común
Consideramos que tiene capital importancia el conocimiento del artículo 12 de la Constitución de la República promulgada por las Cortes españolas el día 3 de diciembre de 1931, que transcribimos textualmente:«Para la aprobación del Estatuto de la región autónoma se requieren las siguientes condiciones:
a) Que lo proponga la mayoría de sus ayuntamientos o, cuando menos, aquellos cuyos municipios comprendan las dos terceras partes del censo electoral de la región.
b) Que lo acepten, por el procedimiento que señale la ley Electoral, por lo menos las dos terceras partes de los electores inscritos en el censo de la región. Si el plebiscito fuere negativo, no podrá renovarse la propuesta de autonomía hasta transcurridos cinco años.
c) Que lo aprueben las Cortes.
Los estatutos regionales serán aprobados por el Congreso siempre que se ajusten al presente título y no contengan en caso alguno preceptos contrarios a la Constitución y tampoco a las leyes orgánicas del Estado en las materias no transmisibles al poder regional, sin perjuicio de la facultad que a las Cortes reconocen los artículos 15 y 16».
Este comentario tiene una importancia excepcional para el conocimiento del pueblo español de desastre a que nos llevará la falta de criterio y de sentido común tanto del Gobierno como de los legisladores que «parieron» la Constitución del consenso, promulgada, por otra parte, por unas Cortes que no fueron convocadas como constituyentes.
Ninguno de los estatutos aprobados cumple las condiciones de este artículo, pero el de Galicia rebasa ya lo permitido éticamente, y resulta que el Gobierno, en vista de su fracaso al ver aprobado un Estatuto que sólo cuenta con el 17% aproximadamente, del censo, tiene que modificar la ley de Referéndum en el artículo octavo, parte cuarta.
¿Cómo es posible que alguien piense que con esta forma de legislar se consolida la democracia?
Los republicanos estamos totalmente a favor de las autonomías regionales, pero siempre que el pueblo español a que se refieren las solicite y apruebe mayoritariamente.
Ahora están dando gusto a minorías extremistas, que no saben cómo son y deben funcionar las autonomías.
La abstención significa, ¡cómo no!, el desencanto del pueblo español en gran parte, y en otra importantísima también, la indiferencia de los que no tenemos que desencantarnos porque nunca estuvimos encantados, los republicanos./
presidente de Acción Republicana Democrática Española (ARDE).
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