Un programa con obras de Falla clausura el ciclo Maestros del siglo XX
Con un programa dedicado a Manuel de Falla, terminó el ciclo organizado, en el teatro del Círculo de Bellas Artes, por la Dirección de Música y Teatro. En él se ha pasado revista a los maestros del siglo XX, esa serie de egregias personalidades que llenaron nuestro tiempo hasta, más o menos, la década de los cincuenta, y a los que se refería Onetti hace unos días en las páginas de EL PAIS.Erik Satie, Stravinsky, Bartok, los «seis de París», Prokofiev, Schoenberg, Berg, Webern, Messiaen y Falla han definido los perfiles musicales de nuestra centuria con sus obras y con la estela de su magisterio. Serie interesante, bien planificada e interpretada, que, en general, no ha contado con la asistencia que merecía, lo que se debe, quizás, a varias razones: acumulación de actividades musicales y falta de hábito en cuanto al local pueden ser primeras causas de tal desvío.
Ciclo Maestros del siglo XX
Obras de Manuel de Falla.Director: José María Franco Gil Solistas: Yung-Hee-Kim (soprano), Genoveva Gálvez (clavecinista), María Rosa Manzano (arpa), Tomás Cabrera (tenor), Eduardo Bennúdez (barítoño), José Moreno, Jesús Meliá, Pedro Meco, Juan Luis Jordá, Pablo Ceballos, Ángel Quiñones y grupo de cámara de la Sinfónica de R TVE. Teatro del Circulo de Bellas Artes. 18 de diciembre.
En cualquier caso, la clausura consagrada a nuestro primer músico convocó mayor número de auditores, que reaccionaron con entusiasmo ante obras y versiones. Las de José María Franco-Gil son siempre serias, -rectamente orientadas y pulcramente realizadas. Mas si tenemos en cuenta el excelente grupo de instrumentistas solistas encargados de dar vida a Psyché (esa pequeña gran joya), el Concerto, capital en el panorama europeo contemporáneo, y el Retablo de maese Pedro, ante cuya emocionante invención callaron un día todos tirios y troyanos, como escribió Joaquín Rodrigo al evocar tiemios en los que Falla era, aún, discutido entre nosotros.
Genoveva Gálvez, al clave; María Rosa Calvo Manzano, arpa; José Moreno, flauta; Jesús Meliá, oboe; Pedro Meco, clarinete; Juan Luis Jordá, violín; Pablo Ceballos, viola, y Angel Quiñones, violonchelo, contribuyeron a la versión viva y clarificada del Concerto y Psyché, cuya parte vocal, sobre texto francés de Jeari-Aubry, expuso la soprano Yung-Hee-Kim con poética expresividad y buena dicción.
La misma, cantante dio vida al Trujamán, ert el Retablo, dentro de la línea aprendida de Lola Rodríguez de Aragón, a la que no dejó de aportar matices propios y siempre atractivos. Tomás Cabrera, en Maese Pedro, y Eduardo Bermúdez, en Don Quijote, acer taron a dar con el carácter y la intención de sus personajes.
La versión lució plasticidad y se escuchó con holgura en toda la gama de valores que encierra la pieza cervantina de Falla, tan querida por nuestros intelectuales desde Rodríguez Marín a Salvador de Madariaga, desde Azorín a Gerardo Diego y García Lorca. Si Strauss supo ver a Don Quijote desde su genial sinfonismo, Falla, sobre genio, añadió autenticidad, introspección cultural en el mito, sus significaciones y su entorno.
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