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Numerosos rehenes norteamericanos están detenidos en cárceles iraníes, según el Departamento de Estado

El desánimo cunde en Estados Unidos respecto a una posible liberación de los 52 rehenes en poder de Irán antes de fin de año, y los norteamericanos se disponen a presidir su cena de Nochebuena con una vela encendida como símbolo de solidaridad con sus compatriotas, algunos de los cuales se encuentran detenidos en cárceles iraníes, según fuentes oficiales de Washington.

El portavoz del Departamento de Estado, John Trattner, aseguró ayer que, según las informaciones en su poder, los rehenes no se encuentran detenidos en «lujosos hoteles», como indicó el domingo el portavoz del Gobierno iraní Behzad Nabavi. «Según nuestras noticias, numerosos rehenes están en prisión y tememos por su suerte», afirmó Trattner, sin dar más explicaciones.Por su parte, Edmund Muskie secretario de Estado, calificó, en una entrevista televisada el domingo, de «irrazonable» la petición del Gobierno iraní para que Estados Unidos deposite 24.000 millones de dólares en el Banco Central de Argelia a cambio de la liberación de los rehenes, secuestrados en Teherán el 4 de noviembre de 1979.

De hecho, se han esfumado las previsiones de una inminente vuelta a los hogares de los 52 ciudadanos norteamericanos, que llevan en cautiverio 416 días. Las posiciones negociadoras de Washington y Teherán, transmitidas vía Argel, aparecen cada vez más distantes.

Problemas para Reagan

No se excluye que Jimmy Carter, que dejará paso oficialmente a la nueva Administración republicana de Ronald Reagan el 20 de enero, margine las negociaciones en pro de una liberación de los rehenes, abandonando el complicado tema en manos de sus sucesores.

Las posturas se radicalizan a nivel político. Frente a la negativa de Washington de depositar 24.000 millones de dólares en el Banco Central de Argelia (lo que supone unos 460 millones de dólares -34.000 millones de pesetas- a «pagar» por cada rehén), los iraníes replican con la amenaza de juzgar a los secuestrados por «actos de espionaje».

Entre tanto, los rehenes pasarán su segunda Navidad encarcelados, al tiempo que crece la preocupación entre las familias de los detenidos, muchas de las cuales no tienen noticias directas de los presos desde el pasado mes de julio, y concretamente seis de ellas no saben nada desde abril.

Más firmeza

«La impresión general es que no es verdad que estén siendo bien tratados», afirmó ayer Penny Laingen, esposa del encargado de Negocios en Teherán, Bruce Laingen. Y añadió: «Es hora de actuar con más firmeza (respecto a Irán); de hecho. hace mucho tiempo que deberíamos habernos mostrado más firmes».

El impacto en la opinión pública del espinoso asunto de los rehenes es patente. Así lo demuestran las declaraciones de Hamilton Jordan, uno de los principales consejeros del presidente demócrata Jimmy Carter, al afirmar que «las posibilidades para la reelección del presidente murieron en el desierto de Irán con la pérdida de la vida de ocho valientes soldados que intentaron rescatar a los rehenes». Hamilton aludía al fracaso de la «operación de rescate» lanzada, sin éxito, a finales de abril.

La coincidencia del primer aniversario del secuestro de los rehenes con la fecha de la elección presidencial estadounidense, el pasado 4 de noviembre, fue también otro factor, según Hamilton, que explica la pérdida de la Casa Blanca para Jimmy Carter.

Ronald Reagan, que podría «heredar» el conflicto de los rehenes a partir del 20 de enero, se abstiene de todo comentario a la evolución de las negociaciones.

El litigio financiero, verdadero núcleo del problema, nace de las diferencias considerables entre la valoración que da Washington a los fondos iraníes «congelados», por decisión del presidente Carter, en bancos de EE UU, desde noviembre de 1979, que representarían 14.000 millones de dólares, según Teherán (8.000 millones de dólares según el Departamento del Tesoro), junto con la petición de 10.000 millones de dólares adicionales, en concepto de recuperación por parte del pueblo de Irán de parte de la fortuna del sha invertida en Estados Unidos. En total, 24.000 millones de dólares, que Teherán quiere en lugar seguro, el banco central de Argelia, antes de soltar a los rehenes.

Reclamaciones privadas de empresas estadounidenses

Hay que añadir al embrollo Financiero las peticiones de decenas de empresas norteamericanas que reclaman unos 7.000 millones de dólares a los iraníes, en concepto de daños y perjuicios por las pérdidas ocasionadas por la salida del sha de Irán y la victoria de la revolución islám¡ca del ayatollah Jomeini.

Mientras tanto, se multiplican las iniciativas en Estados Unidos para conmemorar la segunda Navidad en cautividad de los 52 rehenes. En el fuerte de El Alamo (Tejas), los visitantes firman una gigantesca tarjeta navideña (diez kilos de peso y casi un metro cuadrado de superficie) que será enviada a Irán por correo urgente con la esperanza de que les llegue a los rehenes para el día 25.

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