Nuevos problemas para la liberación de los rehenes

El Departamento de Estado norteamericano confirmó ayer la recepción de las últimas condiciones solicitadas por el Gobierno iraní para la liberación de los 52 rehenes norteamericanos, que ayer cumplieron su 412 día de detención en Irán. Aunque no se facilitaron detalles de la propuesta iraní, transmitida a Washington por vía de la Embajada de Argelia en la capital norteamericana, se considera que Teherán desea que los 8.000 millones de dólares iraníes, en oro y papel moneda, «congelados» desde noviembre de 1979 en instituciones bancarias norteamericanas sean depositados en el Banco Central de Argelia antes de iniciar la operación de liberación de los rehenes.«No es realista esperar que los rehenes sean liberados antes de Navidad», afirmó, por su parte, John Trattner, portavoz del Departamento de Estado. Sin desvelar las condiciones de la nueva propuesta iraní, Trattner precisó que será necesaria a una cuarta ronda de negociaciones entre Washington y Teherán, vía Argel, Cuyo Gobierno juega el papel de intermediario en las difíciles transacciones.

En su «respuesta final», los iraníes evocan «condiciones substanciales y métodos de procedimiento», precisó el portavoz del Departamento de Estado. Cabe recordar que cada serie de negociaciones ha representado unas dos semanas de tiempo, ritmo que provoca las Iógicas reservas ante una eventual liberación antes del próximos jueves, festividad navideña.

Anoche, el presidente Jimmy Carter pidió a toda la nación «una plegaria fervorosa para la libertad de los rehenes», en el momento de encender, el tradicional abeto de Navidad en los jardines de la Casa Blanca. Hace un año, en diciembre de 1979, Carter no encendió las luces del abeto, en señal de protesta por la detención de los rehenes.

Varios miles de personas asistieron a la tradicional ceremonia, entre ellas la mayoría de familia de los rehenes, secuestrados en Teherán desde el 4 de noviembre de 1979.

Varias emisoras de radio y televisión norteamericanas piden a todos los ciudadanos del país que guarden cinco minutos de silencio, con una vela encendida en la mano, a las diez de la noche del día de Nochebuena, en señal de solidaridad con los rehenes.