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La muerte de AIexei Kosiguin no tendrá repercusiones sobre el aparato de poder en la URSS

Alexei Kosiguin, ex primer ministro soviético, de 76 años de edad, falleció en la noche del jueves al viernes, en el hospital del Kremlin, a consecuencia de un fallo cardiaco, informaron fuentes oficiosas en Moscú. Su muerte fue anunciada ayer, justamente en la fecha del 74 cumpleaños de Leónidas Breznev, presidente y secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS).

La desaparición de Alexei Kosiguin no tendrá ninguna repercusión sobre el aparato del partido 31 del Estado soviético, del que dimitió el pasado mes de octubre, por motivos de salud, siendo sustituido en su cargo de jefe del Gobierno por Nikolai Tijonov, de 75 años.El cadáver de Kosiguin estará expuesto durante dos días en la casa central del Ejército soviético, y, posteriormente, será incinerado. El funeral -se ignora todavía si tendrá carácter oficial- se celebrará probablemente el martes.

Las cenizas de Kosiguin serán depositadas en la muralla del Kremlin, cerca de los restos mortales de otros importantes dirigentes soviéticos. Sorprendentemente, los medios de comunicación soviéticos seguían sin anunciar, en la tarde de ayer, el fallecimiento del dirigente soviético.

El hombre que ostentaba el récord absoluto de permanencia en un Gobierno -41 años en total, de los cuales dieciséis como primer ministro- desapareció del escenario político el 3 de agosto, fecha de la clausura de los Juegos Olímpicos de Moscú. El 23 de octubre, alegando el empeoramiento del estado de salud de Kosiguin, Leónidas Breznev anunció su dimisión.

El 24 de octubre, tan sólo veinticuatro horas después de producirse la dimisión de Kosiguin, los retratos del ex primer ministro eran ya retirados de las calles y oficinas, siendo sustituidos por los de Tijonov. Más que por la rapidez con la que fue públicamente olvidado, los observadores occidentales fueron sorprendidos por la fría cordialidad del mensaje de felicitaciones que Breznev envió al dimisionario para agradecerle su «fructuoso trabajo».

Nada permite afirmar que Kosiguin, teóricamente responsable, en tanto que jefe del Gobierno, de las «insuficiencias» en la aplicación del plan económico, denunciadas por Breznev, fuera destituido. Todo parece indicar, por el contrario, que las razones alegadas para explicar su dimisión fueron auténticas. La sustitución de este «hombre triste, pero inteligente», como le llamaba Nikita Jruschov, fue preparada cuidadosamente desde mucho tiempo antes. Su reemplazante, Nikolai Tijonov, que entró en el buró político en noviembre de 1979, trabajó durante largos años en estrecha colaboración, con Alexei Kosiguin. Por un extraño fenómeno de mimetismo, ambos hombres se parecían tanto físicamente como psicológicamente: serios, reservados, en absoluto exuberantes, sin excesivo relieve.

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