Arzallus-Garaikoetxea y los cuervos
Con ocasión de la visita de Suárez a Euskadi, se han desatado ciertas iras contra el Partido Nacionalista Vasco, las cuales rebrotan siempre como erupciones cíclicas en los momentos críticos de las negociaciones autonómicas. El viaje de Suárez fue precedido de una ambientación política que alimenta falsas expectativas de soluciones en las que, desde luego, nosotros no tuvimos ni arte ni parte. Este aspecto, unido al hecho de que el momento político no era el más propicio, dado el estado de las negociaciones y el ánimo general (no hay que olvidar que los cuatro grandes partidos estatales obtuvieron el 25% de los escaños al Parla mento vasco), influyó decisivamente en el clima social. Sin embargo, los acontecimientos se fueron desarrollando de una forma positiva. Hemos de destacar que, desde ciertos sectores próximos a UCD y a la oposición, empeñados en eliminar políticamente a Suárez, fue una frustración el que la visita no resultara un fracaso o que la hostilidad del recibimiento no fuera mayor.Al término del viaje, diversos cronistas han emprendido una feroz campaña contra el Partido Nacionalista Vasco, destacando enfrentamientos entre Garaikoetxea y Arzallus y vertiendo las acusaciones más groseras contra el presidente del Euzkadi Buru Batzar, a quien, entre otras cosas, le atribuyen el carácter de infiltrado de Euskadiko Ezkerra. Nosotros, quetenemos una historia casi centenaria en defensa de la libertad de expresión, no vamos a discutir la laudable crítica de la Prensa a los partidos, cuando está hecha con vigor y altura intelectual, aunque a uno no pueda gustarle. Pero lo que no podemos hacer es poner la otra mejilla cuando la crítica desciende a emitir juicios de valor e intenciones peyorativas, expresiones calumniosas e insultos personales. Todo ello en un tono barato y de violencia. Parece que algunos cronistas tratan de emular las revistas del corazón, hablándonos de los chismes y los divorcios políticos.
Torres de marfil
Si saludable ha sido el viaje de Suárez para que éste se sumergiera en la compleja existencialidad política de Euskadi, superando esa fase de aislamiento que tanto se le ha imputado, es una lástima que las personas a quien me refiero no abandonen sus torres de marfil, sus visiones parciales o simplistas y sus consejos, aunque sea sólo por unos días. Que imiten a Suárez y visiten Euskadi. Que se pongan en contacto con las diversas fuerzas políticas y sociales. Creo, sinceramente, que sólo así podrán tener las claves y los datos necesarios para informar como lo hacen destacados periodistas y, en general, toda la Prensa europea. Sólo así dejarán de pontificar estúpida y vergonzosamente.
No cabe, por ejemplo, la especulación sobre la existencia de negociaciones previas con ETA, las cuales han propiciado lo que algunos han dado en llamar «tregua de dos días en Euskadi». El hecho de que el pueblo vasco haya podido vivir 48 horas lejos del drama de la muerte, debe ser motivo de satisfacción para todos. Por degracia, algunos lo han convertido en un arma arrojadiza contra el Partido Nacionalista Vasco.
Debe quedar claro que ETA, con o sin tregua, lo único que hace es reforzar los sentimientos más reaccionarios y perudicar, en definitiva, el proceso autonómico. Dicho esto, como por nuestra parte se ha puesto de manifiesto una y mil veces, resulta increíble que haya quien comercialice, en un escan daloso mercado político de intrigas, la existencia de dos jornadas de paz en Euskadi. ¡Ojalá esa situación durara siempre!
Estoy seguro de que si se hubiera producido el fenómeno contrario, es decir, si ETA hubiera proseguido su actividad violenta durante esos días, hubiera habido aquí numerosos intérpretes de la realidad y cronistas, a sueldo que habrían argumentado sobre la base de que dicha continuidad de la lucha armada no era más que un medio para forzar la negociación del Gobierno con ETA.
Asimismo, poco se puede esperar de quien califica a Xabier Arzallus de «alto, corpulento y soberbio», porque demuestra que no lo ha visto en su vida; y esto lo digo sólo a título anecdótico. Se ha pre tendido, fundamentalmente, descubrir el enfrentamiento entre Carlos Garaikoetxea y Xabier Arzallus, por mucho que ambos, por activa y por pasiva, lo desmientan con declaraciones tajantes. Este tema lo inició Txiki Benegas, importando la técnica política de todos conocida, de pretender descabalgar a Suárez y aplicarla al PNV, con la idea, seguramente, de ver si pica. Creo que tales iniciativas son de una irresponsabilidad tremenda y constituyen una injerencia inadmisible. Porque si algo necesita un sistema de libertades como el aire, es la existencia de partidos políticos fuertes dentro de una clara democracia interna. Sin embargo, determinados cortesanos de la política parecen emperrados en fomentar artificialmente este tipo de divisiones. Dentro de una especie de de añoranza infantil, les encanta jugar al escondite como conspiradores detrás de las cortinas del Parlamento y lo que es más grave, fuera de él. Como ha ocurrido recientemente en el caso de Suárez.
La "mocioncitis" y la "arzallusitis"
Pero si no teníamos bastante con la mocioncitis, que es la costumbre de pretender arreglar el mundo a base de mociones -como una muy peculiar presentada recientemente al Parlamento Vasco, en la que el PSE-PSOE interpela al Gobierno vasco por unas declaraciones de Arostegui, representante de Alianza Popular -aparece ahora la arzallusitis. Podría calificarse como una especie de síndrome, caracterizado por la obsesión y las reacciones que producen en ciertas personas las declaraciones de Xabier Arzallus. Recientemente, el ministro de Economía y Comercio habló en el Congreso de arrojar la toalla, y no hubo ninguna conmoción, salvo el regocijo que produjo en nuestras filas el ver que esta expresión había quedado definitivamente incorporada al tráfico del léxico político.
Euskadi, con el terrorismo de uno y otro signo, parece condenado a la tristeza y el dolor. Pero estos días, sin embargo, ha habido un buen elemento de distensión a cuenta de quienes, padeciendo el anterior síndrome, han declarado que Arzallus es considerado como infiltrado de Euskadiko Ezkerra; y digo que ha sido elemento de relax porque hacía tiempo que en Euskadi no se oían las carcajadas tan fuertes desde las oficinas de los partidos políticos, las fábricas, las sociedades gastronómicas, etcétera. Creo que pronto alguna de estas últimas, con el humor que las caracteriza, va a conceder el premio del humor a quienes han difundido la anterior idea. Desde luego, se la puede calificar como la mayor chorrada política del año. Y todo porque Arzallus dijo que valoraba positivamente la presencia de Euskadiko Ezkerra en la escena política.
Leer libros
No voy a replicar a todas las barbaridades y disparates que se han dicho, porque tendría que escribir un libro, aunque ello compensaría, sin duda, la afirmación de un periodista-adivino de la capital del Estado que ha afirmado que los parlamentarios del Partido Nacionalista Vasco tenernos un bajo índice de libros per capita leídos. Afirmación ésta, que además conocemos, procede del sector crítico.
A este respecto, y en relación a la expresión de Mario Onaindía de que en Euskadi. se cree intelectual quien ha escrito un libro o ha leído dos, decía Xabier Arzallus en una de sus numerosas y multitudinarias intervenciones, caracterizadas siempre por el calor popular con que se acogen sus palabras: «El vasco habrá leído muy pocos libros; esa es la confesión del que se cree muy culto por haber leído muchos. Hay una cultura fundamental que la hemos heredado, elaborada a través de los siglos, una cultura de convivencia que cuenta. con elementos como el curnplimiento de la palabra dada, la lealtad, el respeto a la vida, el culto a la verdad. Hay la palabra de vasco, consagrada en otros continentes, Egiazko Gizona. El que olvida todo esto puede leerse todos los libros que quiera, le serán nulos.
Voy a destacar, sin embargo, una de las crónicas polilticas sobre el viaje a Suárez con la nota copyright, prohibiendo su reproducción. La verdad, no salgo de mi estupor ante este hecho. Me da la impresión que dicha crónica no es más que un plagio de la opinión de un minúsculo sector crítico del Partido Nacionalista Vasco, al cual debería pagar. el cronista los derechos de autor. Podría incluso pensarse que ese autor al que nos refeñinos va a asumir su liderazgo. o encabezar la próxima candidatura a la elección de los cargos -del Partido Nacionalista Vasco.
Quiero recordar, por último, que, con ocasión de una intervención en un debate sobre los derechos humanos, suscitado en el Parlamento, manifestó que en todos los países hay halcones y hay palomas; y dije también que en este país existe una clase muy particular de aves que no se da en otros y que se caracteriza por su constante prodicidad a dificultar la convivencia política. Entonces el portavoz de UCD, Herrero de Míñón, me preguntó, con la jovialidad y simpatía que le caracteriza, acerca de quién había sido el sujeto de mi referencia ornitológica. Le respondí que podía estar seguro de que dijo aludía a ellos, sino a los cuervos, a aquellos que necesitan de toda clase de despojos para sus maniobras y para su supervivencia política. Algo parecido está ocurriendo en todo este tema.
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