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CINE

Tom y Jerry contra los Keystone

Ángel S. Harguindey

Todo parece indicar que 1980 es un buen año para las comedias musicales. El cine norteamericano está más que decidido a recuperar y relanzar uno de sus géneros más brillantes. Granujas a todo ritmo (The blues brothers), de John Landis, es una nueva demostración del buen hacer cinematográfico y musical.Una de las características diferenciales del filme es la música: el blue, el soul y el rock ocupan los lugares que antaño llenaban Cole Porter o Gershwing, y la lección de la música conlleva una definición programática: los héroes -John Belushi y Dan Aykroyd, coguionistas- son cutres, feos e incluso, uno de ellos, gordo. Los escenarios por donde deambulan son igualmente casposos: cárceles, el hotel más mísero del mundo, cervecerías increíbles o restaurantes infectos de pollo frito. Y, sin embargo, todo funciona perfectamente. A la espléndida técnica narrativa se une un alarde de medios económicos inimaginables en otras latitudes. ¿Que hace falta arrasar unas galerías comerciales? Pues tres coches destrozan toda la sociedad de consumo. ¿Que hacen falta coches de policía para una persecución Tengan ustedes quinientos. Y así sucesivamente. Después viene el arte. Usted se pasea por la calle y se para un momento para escuchar a unos músicos callejeros. El negro que canta es John Lee Hooker. Decide entrar a un restaurante barato para ver a dos amigos. La matrona, con bata de trabajo rosa, algo sucia, y zapatillas de andar por casa, se marca una canción. Las tres chicas de la barra hacen los coros. Ella se llama Aretha Franklin. Si decide ir a un oficio religioso, se encuentra con James Brown, o si decide comprar algún instrumento para la banda se lo venderá un negro ciego, Ray Charles.

Granujas a todo ritmo

(The blues brothers).Director: John Landis. Guión de Dan Aykroy y John Landis. Intérpretes: John Belushi, Dan Aykroyd, Cab Calloway, James Brown, Carrie Fisher. Local de estreno: Cine Fuencarral.

Por lo que respecta al cine, Granujas a todo ritmo tiene una evidente y consciente vinculación con el cine cómico americano, el de la época muda. Carreras enloquecidas, heroínas despechadas, villanos y toda la tramoya escenográfica en los enloquecidos del celuloide. Los Keystone Corps están presente a lo largo de toda la película, y con ellos todo un mundo en el que el gag era la estrella. El guión busca la sencillez en la línea narrativa. Se asemeja al de los tebeos. Situaciones previsibles que, sin embargo, alcanzan su desenlace de manera espectacular por la profusión de medios. Y con los chistes visuales y la música, el mundo pop, un modo distinto de concebir el mundo, con referencias culturales específicas (es evidente que los autores del guión han leído los últimos artículos de Woody Allen), en donde el rock o el soul es un componente más de esta nueva ideología.

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