_
_
_
_
_
Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La generación del desencanto

Tener veinte años, tener treinta era, decían, lo mejor de la vida. A partir de esa edad comenzaba la decadencia, la nostalgia. Todo no era ya sino una repetición, el recuerdo de una vitalidad que: se había ido. Mentira. Como tantas cosas, esa también era mentira. O, al menos, ahora lo es.Tener veinte años, tener treinta no implica idealizar bobamente la vida ni creerse en posesión de algo indestructible. Más bien al contrario: tener hoy veinte años supone, en la mayoría de los casos, es decir, en la juventud que no tiene resuelto su futuro de forma fácil, saberse ya marginado de una mecánica a la que no se tiene acceso ni interesa demasiado.

La supervivencia es el único motor; el resto ha quedado reservado para quienes creen que competir, alcanzar las metas soñadas, es un reto interesante. Ya no hay años clorados, porque el futuro, caso de haberlo, no será sino la repetición del desencanto, de la indiferencia, del aburrimiento.

Sus años dorados

Director: Emilio Martínez-Lázaro. Montaje: Nieves Martín. Música: Suburbano. Intérpretes: José Pedro Carrión, Patricia Adriani, Marisa Paredes, Luis Politi, Pep Munné, Mireia-Ros. Española. Drama Local de estreno: Alphaville

Con el irónico título de Sus años dorados, Emilio Martínez-Lázaro ha realizado su segundo largometraje: una crónica triste y desesperanzada sobre una cierta juventud urbana de nuestros días. Con el precedente de Las palabras de Max en su filmografía, esta nueva obra del autor -galardonado con un ex aequo Oso de Oro en el festival de Berlín de 1978- conecta con aquélla en la literaturización de las situaciones, en la confianza en que la palabra explique mejor que las imágenes el contenido de su idea, en la selección de secuencias que no hacen progresar dramáticamente la acción, según los cánones del espectáculo al uso.

Es una elección naturalmente válida, aunque uno piense que no es la acertada en este caso. Quizá por ello, o probablemente por un deseo de querer realizar una panorámica exhaustiva sobre nuestra vida de hoy -la represión política, las dificultades en el sexo, la terrible vida matrimonial, la falta de recursos económicos, la mentalidad de los triunfadores, el azar, la amistad...- el filme es confuso. El antihéroe protagonista recorre ese esquema informativo en unos momentos de especial desánimo, sin que Martínez-Lázaro ahonde más allá del apunte, lo que convierte Sus años dorados sólo en un proyecto.

La descripción neorrealista de un Madrid prácticamente ignorado por el cine y el trabajo interpretativo de Luis Politi, en un personaje securidario, lleno de calor, son, a mi juicio, los aciertos de la película. Que, de cualquier manera, responde a un cine más exigente en sus planteamientos que la comedieta pícara y peor hecha que abunda ahora en nuestras pantallas.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_