El laberinto ugandés
Cuando la intensa actividad diplomática etíope, apoyada por discretas gestiones norteamericanas, parece haber conseguido una disminución de la tensión en Ogadén y Eritrea, Uganda, con su enorme cúmulo de problemas tanto internos como externos, se va configurando como protagonista de la principal amenaza a la estabilidad de la extensa región del Africa oriental.No parece que las elecciones de los pasados días 10 y 11 vayan a contribuir decisivamente al alivio de la tensión, que tiene sus raíces en la preindependencia y en la turbulenta sucesión de regímenes desde que se produjo la emancipación.
En el orden interno, será muy difícil que los rivales de Milton Obote acepten el resultado de un proceso electoral que, según todos los indicios, no ha contado con el mínimo de garantías de limpieza. De hecho, el Partido Democrático, de Paulo Semogerere (que representa a la burguesía ugandesa y está fuertemente apoyado por la Iglesia católica), y el Movimiento Patriótico, de Yoweri Museveni, han anunciado la constitución de un «frente antidictatorial» para oponerse al Gobierno del Congreso del Pueblo Unido, de Obote.
Cadáveres diarios
Pero las diferencias interpartidarias no constituyen el principal problema con que se van a enfrentar las nuevas autoridades del UPC, y que radica en la falta absoluta de control administrativo y militar del país. Los 10. 000,soldados tanzanos,y el Ejército ugandés (dividido en «ejércitos personales de algunos líderes como Oyite Ojok, Tito Okelo o el propio Yoweri Museveni) no bastan siquiera para garantizar el orden en la capital, Kanipala, en cuyas calles, siguen apareciendo cadáveres cada mañana, testimo nio de los enfrentamientos arma dos de la noche. El caos de orden público se traduce igualmente en la economía, situada ahora a niveles de principios de siglo.
Y en el orden externo, el problema ugandés refleja antiguas rivalidades entre Kenia, Tanzania, la propia Uganda y, en cierto modo, también Sudán. Tanzania fue la artífice de la derrota de Amin, y desde la caída de éste sostiene militar y económicamente a Uganda, a costa de su propia bancarrota financiera. El verano pasado, Tanzania firmó con el Fondo Monetario Interna cional un acuerdo que equivale a un plan de estabilización y que sólo podrá cumplir si logra salirse del laberinto ugandés.
La prooccidental Kenia, que tradicionalmente ha suministrado la inmensa mayoría de los productos manufacturados consumidos en Uganda, ha apoyado insistentemente al Partido Democrático y ve con aprensión el ascenso del socializante Milton Obote, patrocinado por el eterno rival ideológico tanzano. El simpIe cierre de la frpintera ugando-keniana supondría el colapso de la economía ugandesa, cuyo sestén recaería de nuevo en Tanzania, causando el hundimiento de la de ésta.
El ejército de Amin
Ni siquiera los países progresistas de Africa han cerrado filas en el apoyo a Milton Obote, como muestra el que el principal patrocinador del Movimiento Patriótico Ugandés sea el Estado de Mozambique.
Por último, la clave de la estabilidad en Uganda la tiene Sudán, en cuya región sur se encuentra casi intácto el antiguo ejército de Amín, que sigue recibiendo puntualmente su paga, financiada, según se dice, por Arabia Saudí e Irak. En la región sur se hallan, además, cerca de 200.000 refugiados ugandeses, deseosos de retornar a sus hogares, quiza para vengar los sufrimíentos que les han sido infligidos los últimos veinte meses. El pasado mes de octubre tuvo lugar un ensayo de invasión de Uganda que demostró la incapacidad del Ejército ugando-tanzano para repeler una invasión en toda regla.
El domingo, el Partid o Democrático rechazó «en su totalidad» los resultados de las elecciones, según los cuales consiguió tan sólo 48 escaños, frente a los 68 de Milton Obote. Aún quedan nueve escaños por dilucidar. No obstante, el nuevo presidente ugandés, al tomar posesión el lunes, pidió a sus contrincantes políticos que acaten la decisión de los tribunales, a la que él también se somete.
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