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La campaña de propaganda parece insuficiente para lograr una alta participación

A siete días de la celebración del referéndum del Estatuto de Autonomía, la abstención continúa configurándose como la gran protagonista de la consulta que se desarrollará el día 21 en las cuatro provincias gallegas. La opinión mayoritaria entre los dirigentes de los diversos partidos, tanto de los que avalan el sí como de los que propugnan el no, es que sería un éxito lograr una participación del 40%. En busca, al menos, de este procentaje, hoy inician todas las fuerzas e instituciones interesadas en el plebiscito una fase de intensificación de sus campañas.

Lograr un nivel de participación digno, se presenta, sin embargo, difícil de alcanzar por múltiples factores, entre los que sobresale un censo abultado, las adversas condiciones climatológicas previsibles en estas fechas, y, sobre todo, la dispersión de la población, que obliga en muchos casos a largos desplazamientos para depositar el voto. A todo ello hay que añadir la confusión creada por los innumerables altibajos y enfrentamientos que han rodeado al proceso autonómico gallego desde el 28 de junio de 1979, día en el que fue presentado en las Cortes el proyecto de Estatuto que suscribían UCD, PSOE y Alianza Popular (AP).Para afrontar estas dificultades, la Administración y los partidos políticos están desarrollando unas campañas que por el momento parecen insuficientes para conseguir un nivel de participación similar al registrado en Galicia en la última consulta electoral -las elecciones municipales del 3 de abril de 1979-, en la que acudieron a las urnas algo más del 51% de las personas con derecho a voto.

Campaña institucional

A la hora de cuantificar los esfuerzos de cada uno resulta evidente, en primer lugar, la parquedad de los fondos asignados a la campaña institucional. Como ya señaló este periódico, el Gobierno destinó algo más de seiscientos millones para incitar a la participación en los referendos de los Estatutos de las otras dos nacionalidades históricas, Cataluña y País Vasco. Para Galicia, que cuenta con un censo superior al de Euskadi, y donde la incidencia propagandística es indudablemente más compleja, engloba 31.883 núcleos de población, el Gobierno asignó 124 millones. De esta cantidad cien millones fueron otorgados para la campaña institucional de la Junta de Galicia y los veinticuatro restantes se entregaron a los Gobiernos Civiles, esencialmente para contratar medios de transporte que faciliten el desplazamiento a los colegios electorales el día del referéndum.La campaña institucional de la Junta, realizada básicamente por la agencia Carvis y, en menor medida, por el dibujante Fernando Quesada, tiene como principal soporte 38 furgonetas, una por comarca, dotadas con equipos de megafonía, que diariamente recorren un trayecto que les ha sido fijado con antelación. Los eslóganes de la campaña institucional han sido criticados con dureza por todos los partidos, con excepción lógica de UCD. Los reproches más frecuentes coinciden en calificar de superficial y frívolo reclamar la participación presentando imágenes de famosos como el locutor de televisión José Antonio Silva, Olga Fernández, mis España 1978, el lucense Angel Legazpi, que obtuvo recientemente más de doscientos millones en las quinielas. El único de los personajes utilizados en la campaña cuya presencia no ha sido apenas cuestionada es el escritor Alvaro Cunqueiro.

Otras críticas a las acciones institucionales aluden a que no se señalala trascendencia que para Galicia tiene la autonomía y al empleo de palabras que no suelen utilizarse a menudo y tienen el carácter de cultismo en gallego. Así, en el eslogan Isto si vai connosco (esto si va con nosotros), ha sido muy censurada la utilización de connosco en vez de con nos, expresión más popular y que figuraba en el proyecto inicial de la agencia, pero que fue cambiada por la presión que ejerció la Consejería de Cultura de la Junta, quien aseguró que lo correcto era utilizar connosco (con nosotros).

Las críticas más radicales a la campaña institucional proceden del Bloque Nacional Popular Gallego (BNPG), que junto con el Partido Socialista Gallego capitalizan prácticamente el rechazo de los nacionalistas de izquierda al Estatuto. El Bloque afirma que la campaña institucional es parcial y manipuladora. En concreto, reprueban el uso de la frase Confía en este Estatuto, y la forma en que algunos anuncios insertados en la Prensa regional reseñan el contenido del texto autonómico.

Frente a estos ataques, los principales responsables de la campaña institucional justifican la misma alegando que su contenido es fruto de un exhaustivo estudio de investigación sobre Galicia, que dio como resultante que los arquetipos más consolidados en el pueblo gallego son: la madre, la tierra y el agua, y del trabajo sobre ellos surgieron los carteles centrales de la campaña.

UCD, prácticamente muda

La campaña de los partidos, UCD, que dispone de una amplia mayoría en Galicia, ha permanecido prácticamente muda durante la semana que ha transcurrido ya. Sus dirigentes justifican este silencio alegando que es más útil intensificar esfuerzos en los últimos días y lamenta retrasos en la preparación de su material publicitario. Aunque se niegan a dar cifras, ha trascendido que los centristas cuentan con un presupuesto de cuarenta millones, a repartir entre los cuatro comités provinciales, que irán destinados básicamente a sufragar los gastos de los animadores que han comenzado a recorrer pueblos y aldeas tratando de convencer a los paisanos, en nombre de UCD, a que voten sí al estatuto, al tiempo que les invitan a tomar algo en la taberna.El PSOE gallego basa su campaña en el eslogan Fai Galicia con nos (Haz Galicia con nosotros). Su vicesecretario general, Ceferino Díaz, señala que el estatuto es una parte del proceso autonómico; «por eso la campaña, presupuestada en quince millones, no podemos aislarla de la del Parlamento gallego, de cuya composición va a depender que se haga la autonomía que todos deseamos». Toda la propaganda de los socialistas, 120.000 carteles y medio millón de dípticos, están editados en gallego y sus dirigentes estiman que aquí no hay problema de idioma por la ausencia de inmigración. Además de los carteles, los socialistas requieren el voto afirmativo por medio de un autobús británico de dos pisos que recorre Galicia y de cuñas radiofónicas.

Alianza Popular también ha preferido retrasar para esta semana final su campaña. Los aliancistas sostienen que su presupuesto -siete millones- no les hubiese permitido recabar el desde el principio de la campaña, el pasado día 5, con la misma intensidad con que la van a hacer estas últimas jornadas. Los comunistas declaran el presupuesto más bajo de los partidos defensores del , unos dos millones de pesetas. Su propaganda se caracteriza por el deseo de conectar el estatuto de 1936 con la nueva etapa autonómica, por un esfuerzo en explicar el cambio de actitud del PCE, que protagonizó un firme rechazo al estatuto hasta que suscribió el pacto para su modificación el 26 de septiembre último. A su vez, el Partido Galleguista ha decidido luchar por ser el portavoz del nacionalismo moderado en el Parlamento autónomo.

Entre los partidarios del no, la extrema derecha se ha limitado esencialmente a remitir comunicados expresando su postura. Mucho más intensos son los requerimientos que en este sentido está realizando la extrema izquierda, y en particular la coalición nacionalista Bloque Nacional Popular Galego y su reciente aliado el Partido Socialista Galego. Estas dos fuerzas, unidas en la mesa de fuerzas políticas gallegas, iniciaron, incluso antes de que se abriese la campaña, llamamientos por el no. La campaña del Bloque cuesta cuatro millones de pesetas, según el dirigente nacionalista Bautista Alvarez.

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