_
_
_
_
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Terrorismo de acción

La «operación Osorio» tal vez resulte excitante para la clase política, pero al ciudadano de a pie le resulta más bien ridícula. Por ejemplo: ¿de dónde va a salir esa «nueva autoridad» para combatir el terrorismo? ETA se ha carcajeado -este ha sido el gran chasco de nuestra democracia- de la amnistía, la Constitución y el Estatuto de Guernica. ¿Alguien piensa que se va a dejar impresionar por un Gobierno «de gestión» como el propuesto? ¿O que el tal Gobierno va a mejorar, porque sí, en dieciocho meses, la eficacia de las Fuerzas de Orden Público?Pero me quiero referir, sobre todo, a un aspecto que no mueve a risa, sino a preocupación. Y es el intento de utilizar a la Corona para quitar y poner presidente de Gobierno, que de eso se trata en definitiva, visto que no es posible por ahora derrotar a Suárez en el Congreso. Ese intento es anticonstitucional, por más que el Rey se limitara a ejercer una «suave presión» y en el resto se guardaran las formas parlamentarias. El Gobierno, para acceder o mantenerse, sólo necesita la confianza de las Cortes, y no de éstas y de la Corona, según el espíritu y la letra de la Constitución de 1978. Tal vez los promotores de la operación se han equivocado de texto y utilizan la Constitución de 1876, que al basarse en el principio de la soberanía compartida entre las Cortes y el Rey, y no en la soberanía nacional, como ahora, permitía a éste inmiscuirse en las luchas de los partidos y facciones por alcanzar el poder.

Y, además de inconstitucional, puede ser funesto, como demuestra la historia del reinado a Alfonso XIII. Una causa muy importante de la caída de la Monarquía fue justamente la prerrogativa regia de nombrar y cesar libremente a los ministros. Según ella, al rey correspondía, en última instancia, decidir quién había de ser o dejar de ser presidente del Gobierno, y Io hacía en ocasiones con mucho menos que una «suave presión». El resultado de tal práctica fue que la gente atribuyó al rey los errores de los Gobiernos, y que el fracaso de éstos se convirtió en fracaso de la Monarquía. Volver a tales prácticas sería, además de anticonstitucional y funesto, sencillamente reaccionario./

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_