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Los ganaderos, interesados en la campaña contra el vacuno para clarificar el mercado

Los consumidores, la Administración, los intermediarios cebadores y los farmacéuticos han sido los principales sectores interesados en la campaña contra el consumo de carne de vacuno, según un estudio realizado por la Asociación Independiente de Agricultores y Ganaderos de Salamanca (AIAGS). Por el contrario, los carniceros, el comercio de soja, las fábricas de pienso, los laboratorios médicos, los veterinarios, los importadores de carnes de añojo y la Administración, aunque ésta tan sólo en las últimas fechas, son los más perjudicados por la campaña.La situación de los ganaderos ante este debate ocupa un lugar marginal en el estudio, «porque no somos parte», según explicó el presidente de la asociación, Ignacio de la Mora: «Ahora todos dicen que nos han hecho polvo, y en realidad, como en todos los casos, somos los primeros en sufrir las consecuencias y los últimos en percibir sus beneficios».

El estudio realizado por la AIAGS, según sus responsables, pretende demostrar a los consumidores que los auténticos ganaderos, no los cebadores, están interesados en la campaña por lo que tiene de clarificadora y porque les sirve para reclamar que las industrias transformadoras de los productos ligados a la tierra no sirvan a la especulación de los intermediarios, sino que permitan, por el contrario, la participación de los agricultores y ganaderos en el proceso de transformación de sus productos.

Con la eliminación de los sectores intermediarios se abaratarían los productos agrícolas y ganaderos y se obtendría una mejor calidad, al conseguirse la responsabilización de los hombres del campo, afirma el estudio de la asociación.

La campaña contra el consumo de carne de vacuno le ha interesado a la Administración para promocionar el porcino y para superar el precio de garantía que mantenían en el momento de iniciarse la campaña; no obstante, ésta ofrecía algunos problemas, como el de la importación de vacuno mayor, que, en el peor de los casos, podría utilizarse como producto de cambio en el mercado internacional. «Ahora la Administración se opone a la campaña para que no arremetan más los consumidores y ganaderos, pero esta actitud», según Ignacio de la Mora, «equivale a tirar la piedra y esconder la mano».

Otro de los sectores interesados en la campaña es el intermediario cebador, cuyos intereses son, según AIAGS, opuestos a los del ganadero. El cebador ha podido sustituir el ganado vacuno por el porcino y en este momento ya están en condiciones de abastecer el mercado una vez cumplido el ciclo de engorde. Por último, también los farmacéuticos tienen interés en que los fármacos se canalicen a través de sus establecimientos y no mediante los representantes de los laboratorios. El nuevo procedimiento ofrece mayores garantías para el ganadero.

Contra la campaña iniciada por la OCU se sitúan los carniceros, directamente afectados por ella, y el comercio de soja, controlado por empresas multinacionales, que han visto disminuir la demanda de dicho producto ante la inclinación del consumidor en favor de las carnes rojas. Las fábricas de pienso y los laboratorios farmacéuticos se encuentran también entre los opositores a la campaña, según el estudio de la AIAGS, por las bajas sufridas en la venta de sus productos, así como los veterinarios, cuyo prestigio ha quedado en tela de juicio, y los importadores de carne de añojo, inmediatamente perjudicados.

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