El piano, desde Schumann a Mussorgsky, en el Real
Un programa serio, exigen te, en el que sólo figuraban dos autores -Brahms y Mussorgsky-sirvió para mostrar el arte grande, la técnica poderosa, el sonido lleno, consistente, coloreado, de Bruno Gelber. Tras una Rapsodia (sol menor, op. 79, nº 2), la tercera «sonata», aun tratándose de la «opus 5», deja claro el talento, la originalidad, la distinta manera de «pensar el piano» de JohannesBrahms. Al mismo tiempo, su evidente conexión con el esigíritu y los maestros de su tiempo, sea Schumann, sea Mendelssohn.Abordar una página de la grandeza conceptual y de la armazón constructiva de la «tercera sonata» exige toda clase de valores; nariar esa suerte de combinación entre pintura-narrativa y variaciones psicológicas libres sobre un terna que son los Cuadros de una exposición demanda, sobre todo, una técnica virtuosística de tanto einpuje como capacidad descriptiva. En uno y otro aspecto, Bruno Gelber se produjo como pianista e intérprete de primera categoría, con lo que obtuvo un triunfo absoluto y fuera de serie.
Teatro Real
Bruno Gelber. Obras de Brahmsy Mussorgsky.Sala Fénix. Enrique Pérez de Guzmán Obras de Liszt y Schumann. Días 25 y 26 de noviembre.
Otros dos autores, esta vez Liszt y Schumann, llenaban el programa de Enrique Pérez de Guzmán para «Cantar y Tañer». Paso a paso, el pianista español consigue una madurez considerable, tanto en lo técnico como en lo ideológico, que puede cuajar en la versión, apolínea y llena de atractivos de Funerales o en el discurso, de alta y noble retórica, de la Sonata dedicada a Schumann. Páginas ambas que precisan el pensamiento y la manera de Franz Liszt.
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