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La historia económica de la guerra civil ha sido descuidada

Terminaron los debates sobre los suministros extranjeros durante el conflicto bélico

Como un primer paso hacia la reconciliación histórica en la reconstrucción, de nuestro pasado reciente puede titularse el debate en torno a los suministros en la guerra civil española, dimensión profunda e invisible para el gran público de la exposición del Palacio de Cristal del Retiro. La muestra se clausuró ayer, tras cinco intensas jornadas de trabajo, en las que una veintena de espe cialistas españoles y extranjeros han llegado a establecer el estado de la cuestión en cada uno de los temas tratados. «Hemos avanzado mucho, pero no podemos detenernos. Es urgente que las jóvenes generaciones de historiadores cubran las lagunas todavía abiertas, sobre todo en los aspectos económicos, hasta ahora muy descuidados», resumió a modo de conclusión o balance Ramón Salas Larrazábal, coordinador del debate.

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Millares de libros publicados e incontables horas consagradas a la investigación por parte de notables historiadores no impide que la guerra civil española siga ofreciendo un campo virgen, poblado de incógnitas que todavía penden sobre este acontecimiento clave de la historia contemporánea, considerado unánimemente como un hito que marca una auténtica ruptura histórica.«Son los aspectos económicos, la producción agrícola interior así como la industrial o el comercio, donde se encuentran las lagunas más importantes», señala Ramón Salas. «Sin embargo, en cuanto a las aportaciones italiana y alemana nos movemos en terreno firme y márgenes precisos, y con respecto a las relaciones con la URSS se han superado las diferencias abismales que mediaban entre las diversas interpretaciones. Lo mismo ocurre en el terreno de los suministros humanos a nivel internacional».

Tras el intercambio mantenido por los especialistas a la sombra del árbol de la ciencia que preside el salón de actos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, se puede decir que los puntos de divergencia entre sus análisis se han reducido notablemente. «En órdenes de magnitud, en lo relativo a cuantificación de suministros materiales y humanos, nos hemos aproximado», aseguró Ramón Salas en la sesión de clausura del debate.

La convergencia en las cifras e interpretaciones, más allá de las barreras ideológicas y de la proximidad relativa de los hechos estudiados, se proyecta en una idea que sugirieron algunos participantes en el debate: la creación de una comisión oficial de historiadores españoles y extranjeros, cuya finalidad sería elaborar la definitiva historia de la guerra civil, la historia de la reconciliación total.

Cuatro aviaciones para una guerra

La aportación más nueva en el conjunto de ponencias presentadas es el trabajo de un joven historiador francés, Patrick Laureau, aficionado a la aeronáutica sobre la aviación republicana, que, ha revelado las primeras cifras fiables que contradicen los datos manejados hasta la fecha.«He utilizado un método de investigación bastante nuevo basado en testimonios orales, porque no hay casi material documental sobre este tema», explica Patrick Laureau. «Conseguí reunir un millar de direcciones de personas que podían proporcionarme ínformación y después de celebrar unas quinientas entrevistas personales y enviar otras tantas cartas, además de contrastar los resultados con los libros ya escritos, llegué a establecer mis propias conclusiones».En primer lugar, se desprende de las investigaciones de Laureau que en la guerra civil española participaron cuatro aviaciones, no dos como hasta ahora se ha pensado. «Por una parte estaba la aviación republicana, la más importante hasta la batalla del Jarama, formada en sus tres cuartas partes por efectivos rusos; y, por otra, la aviación de la llamada zona nacional española, que no tuvo casi entidad hasta los últimos meses de la contienda, a partir de la batalla del Ebro, la aviación italiana, la más numerosa, y la famosa Legión Cóndor», señala Laureau.

El valor de la actuación de la unidad de André Malraux, infravalorada tras la llegada de la ayuda soviética, es otro punto que el trabajo de Laureau contribuye a aclarar. «Desde agosto hasta finales de 1936 la unidad, formada por cinco bombarderos y otros tantos cazas, voló todos los días, algunos varias veces, sin sufrir más que una baja», cuenta el historiador francés. «En la batalla de Teruel y en Málaga, la escuadrilla se sacrificó, pero incluso entonces muchos de sus pilotos y mecánicos supervivientes se adhirieron a otras unidades».

"Bombardeos de horror"

Con respecto a las innovaciones tecnológicas que tuvieron su banco de pruebas en los campos de batalla españoles, comenta Laureau: «La guerra civil española fue la primera guerra moderna en cuantoal material bélico empleado. Aquí se realizaron por primera vez ensayos de caza de noche, de bombardeos en picado y de bombardeos en masa. También se pusieron en práctica por primera vez lo que yo llamo bombardeos de horror, para desmoralizar a la población civil. Desde Mallorca, los aviones italianos bombardearon las ciudades de Valencia y Barcelona intensamente día y noche. En una semana hubo en Barcelona más de 2.000 muertos. «En cuanto a los frentes del Norte, el bombardeo de Guernica fue tremendo, naturalmente, pero el porcentaje de destrucción fue todavía mayor en Durango».

Los archivos españoles tienen la respuesta

«Es necesario emprender una investigación sistemática y crítica de los archivos españoles si se quiere progresar en el conocimiento de la historia de la guerra civil», afirmó Angel Viñas, uno de los historiadores españoles que han intervenido en el debate. «En los archivos extranjeros hay aún material inédito, pero existe una notable diferencia entre la documentación extranjera y española, ya que esta última permite identificar intereses, actuaciones, tácticas y estrategias que no se reflejan en los documentos extranjeros».«Analizar con mayor contenido empírico los procesos de decisión de los participantes y protagonistas de la contienda es un reto que se ofrece a los investigadores a partir de ahora», añade Angel Viñas. « Las ideologías no pueden desaparecer, pero sí disciplinarse al rigor del dato científico».

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