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La asamblea parlamentaria de la OTAN, bajo la sombra de Reagan

Soledad Gallego-Díaz

Las dificultades de los países europeos (excepto Francia, Luxemburgo y Gran Bretaña) para incrementar sus presupuestos de defensa en un 3 % real, las conversaciones de Ginebra sobre control de armamento nuclear en Europa y la situación en el golfo Pérsico son tres de los grandes temas que discuten parlamentarios de los quince países miembros de la Organización para el Tratado del Atlántico Norte (OTAN), reunidos en Bruselas.La asamblea del Atlántico Norte fue inaugurada ayer por el rey Balduino, pero lleva ya dos días de sesiones a nivel de comisión, en las que ha quedado bien patente la gran influencia que la elección del republicano Ronald Reagan tendrá en la política aliada. «Jamás un presidente electo norteamericano ha mandado tanto como Reagan antes de entrar en la Casa Blanca», se comentaba en los pasillos del Palacio de Congresos.

Asisten a los trabajos de la asamblea atlántica, con estatuto de observadores, párlamentarios japoneses y españoles (tres de Unión de Centro Democrático y uno del Partido Nacionalista Vasco).

La primera consecuencia directa de la elección de Reagan ha sido el rechazo casi global de los «informes generales» sobre la situación política y militar de la Alianza, en los que se insistía en la disparidad de intereses de Europa y de Estados Unidos; sobre todo, en la necesidad de que, el Senado norteamericano ratificara cuanto antes las SALT II. Triunfa la tesis de los parlamentarios norteamericanos, que propusieron, lisa y llanamente, suprimir toda alusión a las SALT II

Europa no tiene dinero

Los debates re el «acuerdo de Washington», por el que los quince se comprometieron a aumentar cada año en un 3% sus presupuestos nacionales de defensa, dio ocasión para comprobar, una vez más, que Estados Unidos y Europa no encaran de la misma nanera la crisis económica. Los parlamentarios europeos consideran con algunas excepciones, como la de los conservadores británicos, que ese, 3 % es «una aspiración», un listón al que hay que intentar aproximarse, siempre que los condicionamientos nacionales lo permitan.Para Estados Unidos, la situación es mue diferente, Como explicó recientemente un alto funcionario norteamericano, la futura Administración Reagan puede incrementar los gastos de defensa de su país hasta un 6 % o 7 %, en lugar del 4% o 5% que proponía Carter. «Si nuestros aliados no son capaces de llegar ni a un 3%, la brecha entre ambos lados del Atlántico va a ser enorme». El secretario de Defensa, Harold Brown, se mostró más diplomático después de haber mantenido una entrevista bilateral con el ministro de Defensa de la RFA, Hans Apel: «Contemplamos con simpatía los problemas presupuestarios de nuestros amigos, pero ...».

En el informe político presentado por el diputado alemán Peter Corterier se analiza ampliamente la «crisis de confianza» abierta entre Estados Unidos y sus aliados a raíz de los últimos acontecimientos internacionales, crisis que se basa fundamentalmente en diferentes análisis sobre las implicaciones de la invasión de Afganistán por la, Unión Soviética, la falta de liderazgo norteamericano (aparente inconsistencia y versatilidad en sus decisiones), diferente criterio sobre las respu estas más adecuadas y, especialmente, diferente concepto sobre la repercusión de los acontecimientos de Oriente Próximo en la distensión europea.

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El parlamentarid de la RFA añade, por,ejemplo, que los europeos han considerado siempre «una locura» tratar de aislar diplomática y comercialmente a la Unión Soviética, mientras que Washington lo intenta repetidamente. Recuerda que el ministro de Asuntos Exteriores de la RFA, Hans Genscher, expuso claramente esta posición cuando afirmó: «Cualquier conflicto en otra área del mundo estará cada día más lejos de una solución si nosotros volvemos a traer deliberadamente la guerra fría a Europa. Debemos hacerjustamente lo contrario».

Por esa razón, los aliados europeos «acogieron cálidamente» el inicio de las conversaciones de Ginebra entre Estados Unidos y la Unión Soviética, suspendidas hasta el año próximo, aunque saben que son unas negociaciones largas y complicadas (las SALT II necesitaron siete años). Para Europa es imprescindible mantener abiertos canales de discusión con la URSS, sin enfriar por ello lo más mínimo su decisión de modernizar la fuerza nuclear instalada en su suelo.

Unión de Centro Democrático continúa siendo claramente partidaria del ingreso de España en la OTAN, «pero no en la actual coyuntura nacional e internacional». Así lo declaró a EL PAÍS el diputado centrista Joaquín Garcia Romanillos, que asiste como observador.

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