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Los socialistas españoles advierten que la lucha antiterrorista no pasa por la limitación de los derechos humanos

La lucha contra el terrorismo «jamás puede ser una excusa para la supresión o limitación de los derechos humanos», recordó ayer, ante la Internacional Socialista (IS) el diputado español Luis Yáñez, al relacionar el tema de la seguridad interior con el de los derechos humanos, piedra de toque socialista. «El mayor éxito estratégico de los grupos terroristas es conseguir del Estado democrático el abandono de sus principios básicos», agregó el parlamentario del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), insistiendo en que la limitación de los derechos «no garantiza una mayor eficacia en la lucha antiterrorista».

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Alfonso Guerra, jefe de la delegación española ante el XV Congreso de la IS, primero que se celebra en Madrid, criticó posteriormente, en una conferencia de Prensa, la falta de reacción político-policial del Gobierno Suárez a la actividad terrorista en territorio español; anteriormente, François Miterrand, candidato socialista a la presidencia francesa, se había mostrado contrario «a todo tipo de terrorismos», sin entrar en detalles en torno a ETA.El secretario general del Partido Socialista Italiano (PSI), Bettino Craxi, haciendo gala de un optimismo no muy frecuente en el seno de la IS, cree que «el fenómeno del terrorismo está en fase de reflujo», una vez que los Estados -a los que este fenómeno cogió por sorpresa en un primer momento- están empezando a recuperar el terreno. Y los partidos de izquierda, añadió, «aunque tardíamente», también están adoptando ya posturas muy claras contra lo que denominó «revolucionarismo juvenil». «La situación actual es menos peligrosa que hace un año», considera el dirigente socialista de Italia, país en el que el terrorismo también se ha cebado muy duramente.

Los socialistas españoles consideran que se está iniciando «una verdadera campaña mundial contra los derechos humanos», a la que los socialistas de todo el mundo se comprometen a hacer frente, por considerar que estos derechos constituyen «un elemento esencial de la identidad socialista», según reza el informe final elevado a consideración del pleno de la IS.

Cristianismo e islamismo

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La sesión de ayer se abrió a las diez de la mañana con la presentación, por parte de Felipe González, secretario general del PSOE, de los estudios realizados hasta ahora en el seno de la IS con vistas a sustituir para dentro de cuatro años la actual Declaración de Principios, que data del congreso celebrado en Francfort, en 1952. El dirigente español es partidario de preparar para entonces lo que denomina un «cuerpo de doctrina», de forma que quede absolutamente definida la identidad de la Internacional Socialista «en torno a pronunciamientos concretos sobre los grandes problemas del mundo de hoy».

Son muchas las novedades a tener en cuenta, según Felipe González, a la hora de sentar nuevas doctrinas: entre otras, el papel del cristianismo y del islamismo en los procesos de liberación, la sustitución del concepto de la lucha de clases por el de la identidad nacional en los procesos de descolonización, las relaciones Norte-Sur, el papel de la mujer y los nuevos medios de telecomunicación.

Algunos de estos temas aparecerán ya claramente definidos en las resoluciones finales que hoy se adopten, y que en su mayoría no plantean problemas a los congresistas, a pesar de sus diversas procedencias geográficas e, incluso, ideológicas.

Hay un solo tema en candelero que puede acabar como el rosario de la aurora: el camino a seguir para encontrar una solución al problema del Oriente Próximo y, más concretamente, el papel a desempeñar por la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en este proceso.

La delegación española, a través de Alfonso Guerra, tomó la palabra minutos antes de que los delegados se fueran a almorzar, para presentar un documento paralelo al promovido el día anterior por el propio presidente de la IS, el alemán Willy Brandt. En la OLP está la clave... y la diferencia.

Mientras que la iniciativa española, apoyada por otros once países de todos los continentes (incluido Austria), considera que la OLP, «organización representativa del pueblo palestino debe negociar directamente con el Estado de Israel la iniciativa de Brandt (apoyada por los representantes de Egipto, Israel y el propio canciller austriaco, Bruno Kreisky) no habla para nada de la organización que encabeza Yasser Arafat, y sí de Egipto.

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