La geología hoy en España: un reto histórico
No es necesario estar muy informado para darse cuenta que el problema energético adquiere características dramáticas para nuestro inmediato futuro aun sin las no pequeñas dificultades originadas por los conflictos bélicos en Oriente Próximo (Israel-países árabes, Irán-Irak, etcétera) y por la situación ambigua y esterilizante en que se está colocando el debate de la energía nuclear.Tampoco es difícil comprobar que el problema energético es sólo una parte, aunque importante, del problema más general de la penuria de recursos con que la humanidad cuenta, problema que interfiere y se imbrica con el del crecimiento demográfico, con la aspiración perfectamente legítima, pero compleja, al mejoramiento del nivel de vida y con las cuestiones dramáticas del deterioro progresivo del medio ambiente.
Este cuadro, que puede pintarse fácilmente con tintes apocalípticos por los jeremías de turno, representa, en todo caso, un reto histórico para los hombre; de hoy. En particular, para los profesionales en el estudio de los recursos naturales, así como para los orientadores y gestores de la política científica y científico-ecomómica de un país.
Todos estos hechos están haciendo reflexionar muy seriamente a profesionales y a políticos de todo el mundo acerca de cuál es la respuesta a este reto histórico por parte de las ciencias geológicas o de la Tierra, ciencias que representan uno de los pilares fundamentales de la respuesta global a la problemática aludid a, tanto en el campo de la búsque¿a de recursos (energéticos y otros) como en el de un tratamiento adecuado del medio ambiente.
Formación y problemas profesionales
A mi modesto e ratender, los geólogos son notablemente cons cientes del valor y, lugar de su profesión en las áreas aludidas y de su posible contribución a la resolución de muchos de los problemas planteados en la crítica situación actual. También son conscientes de sus limitaciones y deficiencias y de que deben corregirse ciertas tendencias desafortunadas en la formación de los geólogos y en la formación geológica de otros profesionales. Así lo demuestra el éxito de la celebración del primer Simposio sobre la Enseñanza de la Geología, celebrado en Madrid del 1 al 3 de octubre, con más de cuatrocientos asistentes.
De lo que me permito dudar es de si la sociedad y, a veces también, los responsables de la política científica de nuestro país tienen una conciencia suficientemente clara para enjuiciar, orientar y hacer útil la geología española en sus vertientes profesional, académica y de investigación pura y aplicada. Y también creo que carece de una conciencia aguda de que la geología hoy en España representa un reto histórico, con repercusiones económicas y sociales notables, que van desde el crecimiento de nuestra autonomía energética hasta unas posibilidades de expansión cultural e industrial hasta el presente muy desaprovechadas.
El congreso de París
En este sentido me quería referir, por aquello de que en España pesa más la opinión del extranjero que la propia reflexión personal y colectiva, al hecho que vivieron un nutrido grupo de geólogos españoles en París este verano con ocasión del 26º Congreso Geológico Internacional. En la clausura de dicho congreso (importante en verdad, pero uno más de los que se celebran en París) estuvieron presentes el presidente de la República y tres altas personalidades de su Gabinete: la ministra de Universidades, el ministro de Industria y el secretario de Estado para la Investigación. Su presencia no fue puramente pasiva o protocolaria.
Este hecho no fue aislado en el conjunto del esfuerzo de promoción que realizó Francia con ocasión del congreso. Todos los asistentes (más de 5.000) fueron invitados a visitar el Bureau des Récherches Geologiques et Minières, institución modélica en muchos aspectos que se ocupa, entre otras cosas, de la confección del mapa geológico, con una organización territorial descentralizada, y de la promoción de gran parte de la muy importante expansión geológica científica y científico económica de Francia. En concreto, esta invitación hizo llegar a muchos profesionales de países en vías de desarrollo las ofertas que Francia puede hacerles en este campo, y a todos los geólogos, la convicción de la calidad e interés de la investi gación pura y aplicada francesa en geología. Está institución no es desconocida en España, y si he ha blado aquí de ella es para hacer comprender mejor mi argumenta ción, que, en todo caso, quier decir dos cosas: la primera, que la geología en España merece ser conocida, yalorada, planificada y utilizada, y la segunda, que aquí no se trata de un problema interno de una determinada clase profesional que se debate entre la masificación, el paro y la lucha para conquistar unos privilegios de.clase, sino de un problema de cuya buena o mala resolución depende gran parte del futuro del país. Una apostilla para terminar. La prestigiosa revista semanal norte americana Science (150.000 suscriptores), en su editorial del número de primeros de agosto, que acaba de llegar, con el retraso propio del correo no aéreo, coincide, con nosotros en la apreciación muy positiva del enfoque francés manifestado en el desarrollo del congreso aludido, favorable a una atención esencial a la geologia en,los próximos años.
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