Carter prepara su salida de la Casa Blanca
El revuelo que origina todo cambio de presidencia en cualquier país alcanza proporciones importantes en el caso de Estados Unidos. A la luz del resultado electoral del martes 4 de noviembre, el republicano Ronald Reagan prepara su equipo para gobernar durante los próximos cuatro años, mientras el demócrata Jimmy Carter hace sus maletas para volver a su pueblo natal de Plains, en el Estado de Georgia, al sur de Estados Unidos.«Durante los dos meses y medio que me quedan de presidente trabajaré estrechamente con Reagan para preparar la transición», dijo Carter durante la mañana del miércoles, momentos antes de salir para Camp David, residencial habitual para los fines de semana del presidente de Estados Unidos. Pescar truchas en los ríos de Camp David, correr su tradicional jogging matinal y hacer planes para el futuro junto con su esposa, Rosalynn, y sus hijos, será el programa del largo fin de semana del presidente vencido por el voto popular.
Recuperado de la dramática noche del 4 de noviembre, con aspecto más relajado y asumiendo, en definitiva, la derrota, Carter evitó
sus planes para el futuro. Volverá seguramente a su pueblo natal de Plains, para ocuparse de la gestión de su granja de cacahuetes, en delicada situación financiera, dirimirá sus diferencias con su hermano Billy, que indirectamente le salpicó con su escándalo de agente al servicio del Gobierno libio.
Jugosa pensión ex presidencial de por vida
Como los ex presidentes repulicanos Richard Nixon y Gerald Ford, Carter tendrá derecho a una sustancial pensión (cerca de quince millones de pesetas anuales), protección de por vida por agentes del Servicio Secreto y entrará en el clásico y remunerativo circuito de conferencias de altas personalidades que pueden cobrar hasta millón y medio de pesetas por sus charlas en universidades o institutos donde se forma la elite norteamericana.Siguiendo la tradición, Carter escribirá seguramente un libro de memorias presidenciales, y no se excluye dedique parte de su tiempo libre a actividades importantes de misionero dentro de la Iglesia baptista, a la que pertenece. En definitiva, le esperan días más apacibles, aunque menos excitantes, que los vividos en la Casa Blanca, a la que podría intentar volver presentándose a la elección presidencial de 1984. Sobre todo si Reagan lo hace peor de lo que hizo Carter, que es difícil, pero no imposible.
Por parte del equipo republicano, recuperados de las alegrías festejadas con champaña californiano, la principal preocupación es estructurar el equipo que gobernará Estados Unidos durante los próximos cuatro años. No sólo a alto nivel (consejeros del presidente, carteras ministeriales), sino también escoger y nombrar la crema de trescientas personalidades, más otras 2.500 o 3.000 que formarán el equipo presidido y, dirigido por Ronald Reagan y George Bush; sobre todo, por este último, por su juventud, dinamismo y grandes conocimientos en todos los terrenos: económico, diplomático, financiero y estratégico. Fue director de la célebre CIA, y actualmente es miembro de la comisión Trilateral, para mayor detalle.
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