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Concedidos en Valencia los premios Octubre de literatura catalana

El editor Ignasi Riera y el poeta Pere Rovira resultaron ganadores de los Premios Octubre de Literatura Catalana, en las modalidades de narrativa y poesía, respectivamente, mientras el premio de ensayo, por segunda vez, quedó desierto, lo que supone que el próximo año su cuantía se acercará al medio millón de pesetas.El autor de Honorable mister ...R, novela premiada, no se encontraba entre los 2.000 comensales que asistieron a la cena de los premios en un hotel de Valencia. «No pensaba que iba a ganar», comentaría horas después, «si no, me habría trasladado para recibirlo».

Sucesor en la dirección de la editorial Lala del desaparecido escritor Alfonso Carlos Comín, director de las páginas culturales de Treball, órgano de Prensa del PSUC, articulista asiduo de la Prensa catalana y miembro de la comisión de cultura de aquel partido, Ignasi Riera ha escrito su primera novela en clave humorística.

«Resulta un producto divertido en el panorama de una novela aburrida. Se me ocurrió un poco ante cierto agotamiento de la enunciación en nuestra sociedad. Puedes anunciar el fin del mundo que nadie se entera. Así, recurrí a la parodia sarcástica y metafórica para desvelar hasta dónde podemos llegar». La narración comienza al calor de las primeras luchas obreras del Bajo Llobregat, hacia 1963, donde Riera desplegó una intensa militancia. Pero su vida política, y la novela también, continúan.

«Es una especie de novela contra el aburrimiento de la vida. El personaje es aburrido porque todos nos hemos aburrido en muchos momentos de nuestra historia». Riera admite que gran parte de la crítica proyectiva de la narración va dirigida contra el peligro de parálisis de los partidos de la izquierda. «En el fondo, hago una crítica bondadosa a los burocratismos progresistas, sin capacidad para responder ante nada. He asistido a muchas reuniones y puedo criticarlas con conocimiento».

"Nada del otro mundo"

De oficio tiene Riera el de leer libros para programar en el fondo editorial. Se muestra indulgente con su primera novela, escrita después de numerosos cuentos, «no es nada del otro mundo, pero pienso que se venderá bien. Y lo digo sin ninguna presunción».Como finalista de este premio quedó Josep Franco, con A ldebarán, aunque más de un miembro del jurado habría querido dar algún galardón a un autor premiado en la edición anterior, el poeta Joan Barceló, muerto hace unos meses. El premio de poesía, al que concurrieron 65 originales, recayó en Distancies..., de Pere Rovira, y pasó a la final el poemario de Joan Terol, L'atzucac del capvespre.

Un año más, el ensayo pasó sin premio, aunque alguno de los trabajos, concretamente el del científico y especialista en cáncer Alfred Giner Sorolla, o la investigación del articulista y escritor Alex Broch, sobre la situación de la novela valenciana, lo habrían podido alcanzar en opinión de miembros del jurado. Pero el veredicto final fue declararlo desierto.

El rito literario de estos premios, que se repiten desde hace nueve años, el último sábado de octubre, tuvo su colofón con unas palabras contundentes de Joan Fuster, que pidió se le reemplazase en esta función de orador final.

«Estamos padeciendo», dijo, «Operaciones insidiosas contra el idioma. La respuesta ha sido muy poco decidida, aunque hay excepciones muy honorables. Es una maniobra de aniquilación. Porque quien abre la boca para hablar valenciano está hablando catalán, les guste o no les guste. La maniobra está abocada a convertirnos en unos provincianos».

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